El
análisis detallado de la vegetación, usando la metodología apropiada, sólo ha
comenzado y está fuera del alcance de esta Flora. Uno de los desafíos en
describir la vegetación es que relativamente poco queda en su estado natural y
el estado natural, a su vez, está en constante transición. Más aún, la
vegetación se puede describir de muchas maneras. Algunos sistemas están basados
estrictamente en factores climáticos y llegan a conclusiones de cómo la
vegetación clímax debería de ser en un tiempo dado. En el otro extremo, la
vegetación puede caracterizarse por los detalles fisionómicos, la altura y el
número de estratos, la densidad, la frecuencia de bejucos, la proporción de
especies caducifolias, etc. La vegetación también se puede describir por las
especies que la constituyen. Las descripciones breves e informales que se
presentan a continuación no corresponden a ninguna de las anteriores, pero
permitirán reconocer y hacer diferencias generales dentro del mosaico de
vegetación que queda en el país y comprender la información acerca de su
distribución contenida en la Flora misma.
En términos
generales, Centroamérica fue más fría y seca durante el Pleistoceno. Las
sabanas, los bosques de pino-encinos y los bosques secos probablemente
predominaban en Nicaragua. Después del Pleistoceno, el clima se volvió más
húmedo y caliente y los bosques siempreverdes y semi-siempreverdes habrían
dominado la vegetación. Con la llegada del hombre, y a medida que la población
creció y la agricultura se volvió importante, grandes áreas de la vertiente del
Pacífico fueron deforestadas, en particular en la Meseta de los Pueblos, y como
consecuencia el clima probablemente se volvió más seco. La vegetación del
Pacífico se recuperó en forma significativa cuando la población colapsó luego
de la llegada de los europeos, aunque la regeneración pudo estar influenciada
por la preponderancia de árboles frutales comestibles y otras plantas útiles
como fuentes de semillas. Más recientemente, en especial durante el siglo XX,
el área del Pacífico ha sido nuevamente deforestada casi por completo y se ha
vuelto dramáticamente más seca. Obviamente, la fauna también ha sufrido
trastornos con estos cambios, trayendo consigo una serie de impactos en la
evolución de la vegetación. De particular importancia en este aspecto son los
animales grandes, dispersadores de semillas de muchos árboles y a la vez, los
más afectados por las poblaciones humanas. Los remanentes de vegetación
reflejan esta historia. Por ejemplo, es probablemente cierto que muchos de los
árboles dominantes del bosque, aquellos individuos vivos que fácilmente existían
antes de la deforestación moderna, no se estén reproduciendo en forma efectiva,
ya sea porque el clima actual es muy seco para el establecimiento de los
semilleros, o porque los semilleros mueren debido a las quemas más frecuentes,
o por el pastoreo del ganado, o porque los animales dispersadores de las
semillas ya no existen en un número suficiente. Probablemente también es cierto
que los árboles con frutos comestibles, o los que son de otra manera útiles
para el hombre, están excesivamente representados en la vegetación porque se ha
incentivado una dispersión activa. La vegetación en las zonas más altas y en
la mitad oriental del país probablemente sufrió un impacto menor hasta finales
del siglo XX, pero en los tiempos más recientes estas áreas han sufrido una
vasta deforestación u otros tipos de alteración.
La Zona Norcentral se ha definido, para los
fines de esta Flora, como el área general sobre los 600 m sobre el nivel del
mar, comprendiendo más o menos desde Santo Tomás del Norte (Chinandega) hacia
el sureste hasta La Libertad (Chontales.) y hacia el norte hasta Plis
(Jinotega). Esta área incluye elevaciones que bajan hasta casi los 300 m sobre
el nivel del mar a lo largo de las cuencas de los ríos grandes. El pico más
alto es el Cerro Mogotón (2,107 m) en la frontera con Honduras y el pico más
alto completamente situado dentro del país, es el Cerro Kilambé (1,750 m). La
precipitación anual varía desde los 600 mm en los valles secos interiores,
especialmente en los alrededores de Sébaco (Matagalpa) y Condega (Estelí),
hasta casi los 2,400 mm en las vertientes atlánticas de las montañas más altas.
La Zona Pacífica se encuentra al
oeste de la Zona Norcentral y en línea directamente hacia el sur desde La
Libertad hasta la frontera con Costa Rica. Esta área incluye las tierras bajas
del Pacífico y los volcanes recientes, siendo el más alto el Volcán San
Cristóbal (1,745 m). La precipitación varía desde unos 900 mm al este del Lago
de Managua (Managua) hasta unos 1,800 mm en la Isla de Ometepe (Rivas) y el
área alrededor de Chichigalpa (Chinandega). La Zona Atlántica se encuentra al este de las Zonas Pacífica y
Norcentral, e incluye toda la vertiente atlántica y algunos picos aislados de
hasta 700 m sobre el nivel del mar. La precipitación varía desde unos 1,700 mm
alrededor de San Miguelito (Río San Juan) hasta unos 6,000 mm en San Juan del
Norte (Río San Juan), obviamente con una fuerte gradiente este-oeste.
Pluvioselva
La
pluvioselva está restringida a la esquina suroriental del país e incluye la
parte oriental de Río San Juan y de Zelaya. Se caracteriza por la precipitación
alta (4,000–6,000 mm), esencialmente sin estación seca (ningún mes recibe menos
de 200 mm). La elevación se encuentra mayormente bajo los 100 m sobre el nivel
del mar pero algunos picos aislados alcanzan los 300 m. En este bosque alto
siempreverde a menudo se encuentran cuatro doseles, bejucos y epífitas tanto herbáceos como leñosos son
abundantes. Este es el tipo de vegetación taxonómicamente más diverso de
Nicaragua y ninguna especie individual es la más dominante en el bosque
inalterado. Algunas especies de árboles grandes son Andira inermis (almendro de río), Carapa guianensis (cedro
macho), Dialium guianense (comenegro), Dipteryx oleifera (almendro), Laetia procera (plomo), Tabebuia
guayacan (cortés), Virola koschnyi (banak colorado) y Vochysia guatemalensis (palo de agua). Las Rubiaceae y
Melastomataceae son abundantes en el sotobosque pero nuevamente la diversidad
es muy alta y no hay especies dominantes.
Bosque muy húmedo
No existe un límite marcado entre la pluvioselva y
el bosque muy húmedo en la Zona Atlántica y entre el bosque muy húmedo, el
bosque nublado y el bosque seco en otros sitios del país, y muchas especies se
comparten. El bosque muy húmedo es la vegetación nativa de la vertiente del
Atlántico excepto donde está reemplazado por pluvioselva o sabana. También se
encuentra en las partes más húmedas de la Zona Pacífica, particularmente en la
Sierra de Managua y en las vertientes del Volcán Mombacho y Volcán Maderas, y
es reemplazado por el bosque nublado en las zonas más elevadas. La
precipitación está comprendida entre los 2,000 y 4,000 mm con una estación seca
pronunciada de dos a cuatro meses. La elevación varía desde el nivel del mar
hasta 800 m. El bosque es principalmente siempreverde aunque algunos árboles
grandes son brevemente caducifolios. El bosque maduro generalmente tiene tres
doseles y abundan tanto los bejucos como las epífitas. La diversidad es
relativamente alta y rara vez se encuentra una especie de árbol dominante.
Entre los árboles grandes conspicuos se encuentran Brosimum alicastrum (ojoche),
Cedrela odorata (cedro real), Ceiba pentandra (ceiba), Guarea grandifolia (pronto
alivio), Sciadodendron excelsum (lagarto), Sideroxylon capiri ssp. tempisque
(tempisque) y Spondias mombin
(jocote jobo).
Bosque nublado
o nebliselva
El bosque nublado o nebliselva se encuentra en
elevaciones superiores a las del bosque muy húmedo u ocasionalmente, en la Zona
Norcentral, en alturas mayores que el bosque de pino-encino. Su distribución
comienza por encima de los 600 metros sobre el nivel del mar y en las partes
más altas está con frecuencia reemplazado por el bosque enano. Hay una época
seca marcada, pero como el nombre implica, estos bosques están a menudo
cubiertos de una capa de nubes que ayuda a mantener una rica diversidad de
epífitas. Quercus (roble-encino) y
muchas especies de Lauraceae son árboles grandes frecuentes pero hay muchas
especies asociadas. Flacourtiaceae, Hamamelidaceae, Juglandaceae, Sabiaceae y
Symplocaceae están bien representadas en la Zona Norcentral, mientras que
Fabaceae, Meliaceae, Moraceae y Sapindaceae son comunes más hacia el sur. La
mayoría de esta vegetación, excepto en las partes más remotas de Jinotega, ha
sido convertida en cafetales.
Bosque enano
El bosque
enano forma parte del bosque nublado que se encuentra en los picos más
expuestos y en las cumbres de las montañas más altas, principalmente sobre los
800 m sobre el nivel del mar. El viento fuerte y casi constante, la humedad
alta, las laderas inestables y las tormentas frecuentes producen una vegetación
arbustiva densa y enmarañada cubierta de briófitos. Las especies son
básicamente las mismas que las que se encuentran en el bosque nublado contiguo,
pero más pequeñas y más densamente ramificadas. A menudo Clusia es dominante, pero Hedyosmum,
Miconia, Myrsine y Viburnum
también son frecuentes. Las epífitas son comunes entre los briófitos,
especialmente Bromeliaceae y Orchidaceae.
Sabana de pino
La sabana
de pino se encuentra en forma de parches dispersos, a menudo extensos, a lo
largo de la costa del Atlántico, desde la Laguna de Perlas en el sur hasta
Honduras en el norte. Los parches están atravesados por bosque de galería e
irregularmente se entremezclan con bosque húmedo siempreverde. La
precipitación varía desde unos 2,500 a 3,500 mm y los suelos son extremadamente
pobres, en su mayoría varían desde arena hasta grava. Las quemas son frecuentes
y son un aspecto predominante de la ecología. El árbol dominante es Pinus caribaea var. hondurensis (pino), que puede formar manchas
densas, pero por lo general están espaciados y a menudo se encuentran grandes
extensiones sin un solo árbol en los suelos más pobres y frecuentemente
inundados. Las plantas leñosas asociadas más comunes son Byrsonima crassifolia (nancite) y Curatella americana (hojachigüe),
que generalmente se encuentran en forma de arbustos bajos. Las extensiones
abiertas en los suelos más pobres están dominadas por Cyperaceae, especialmente
de los géneros Bulbostylis, Fimbristylis, Rhynchospora y Scleria.
Estas extensiones están rodeadas por un cinturón de suelos hasta cierto punto
mejor drenados y más arenosos, con pinos y herbáceas entre las que predominan
las Poaceae. Los márgenes externos de este cinturón tienen una zona de
transición hacia bosque siempreverde que está dominada por arbustos de
Rubiaceae y Melastomataceae. Islas de bosques siempreverdes, con las mismas
zonas de transición, a menudo se encuentran dentro de las grandes extensiones
de sabana.
Bosque de pino y de pino-encino
El bosque
de pino de las tierras altas de Nicaragua está restringido a la Zona
Norcentral, desde el Departamento de Matagalpa hacia el norte, con excepción de rodales
pequeños en los volcanes septentrionales de la Zona Pacífica. La mayor parte de
rodales de pinos (Pinus maximinoi, P. oocarpa y P. tecunumanii) se encuentran en los suelos ácidos bien drenados
derivados de granito y esquistos, y son menos comunes en suelos volcánicos. La
precipitación varía desde unos 1,000 a 2,500 mm y la elevación es por lo
general sobre los 650 m. Este tipo de vegetación está fuertemente asociado con
las actividades humanas, especialmente el fuego, y generalmente se considera
como un estadio de sucesión que, en la ausencia de fuego, podría volver a
convertirse en bosque macrofilo. Estos bosques se encuentran generalmente en
las laderas altas y medias pero a menudo son reemplazados por bosques siempreverdes
en las cumbres y en los valles. Los árboles más comunes asociados a este tipo
de vegetación son especies de Quercus
(roble-encino) pero en ocasiones se encuentran árboles de Arbutus xalapensis (guayavillo),
Acacia pennatula (carbón) y muchas otras especies. La vegetación herbácea es rica y
diversa, pero está dominada por Poaceae, Cyperaceae y Fabaceae.
Bosque seco
Antes de
la llegada del hombre este tipo de vegetación fue abundante en la Zona Pacífica
pero en la actualidad se encuentra dramáticamente alterado. Hace miles de años
la mayor parte del área con esta vegetación fue probablemente transformada para
la agricultura, y sustentó a una población amerindia grande en la época de la
conquista española. Con el colapso de la población después de la conquista, la
vegetación probablemente se recuperó de cierta forma, pero a medida de que la
población volvió a aumentar gradualmente, especialmente en los últimos 50 años,
la mayoría de los bosques fueron nuevamente talados para dar paso a los
cultivos. Se estima que menos de un 1% de ese tipo de vegetación persiste y de
esto, prácticamente nada se encuentra en estado natural.
Este
bosque, mayormente de 20 a 25 m de alto, tiene un solo dosel bajo, los bejucos
son poco comunes y de diversidad limitada, las epífitas son comunes pero de
diversidad baja. Entre los árboles grandes y conspicuos se encuentran Astronium graveolens (ronron), Bursera simaruba (jiñocuabo), Calycophyllum candidissimum (madroño),
Ceiba pentandra (ceiba), Gyrocarpus americanus (talalate), Luehea candida (guácimo molenillo) y Maclura tinctoria (mora). Cuando el agua
subterránea es alcanzable, Albizia saman
(genízaro), Cassia grandis (carao), Enterolobium cyclocarpum (guanacaste)
e Hymenaea courbaril (guapinol) se
vuelven más conspicuos. Combretum
farinosum (papamiel) es un bejuco común y Brassavola nodosa (huele noche) y Tillandsia schiedeana son epífitas comunes.
Sabana de jícaro
La sabana
de jícaro es parte del bosque seco, y se encuentra típicamente en suelos
rocosos poco profundos y sujetos a quemas regulares. Este tipo de vegetación es
más común a lo largo de la costa del Pacífico pero también se lo puede
encontrar en las áreas más secas de las zonas bajas de la Zona Norcentral. Las
plantas dominantes son los pastos, por ejemplo Aristida ternipes, Bouteloua alamosana y Oplismenus
burmannii var. nudicaulis, y otras plantas herbáceas como por ejemplo Ayenia dentata, Gomphrena filaginoides, Opuntia guatemalensis y Wissadula
periplocifolia. Los árboles y los arbustos tienden a ser pocos; Crescentia alata (jícaro) es la especie diagnóstica pero otras, tales como Acacia collinsii (cornizuelo), Byrsonima
crassifolia (nancite), Caesalpinia coriaria (nacascolo) y Pisonia macranthocarpa (espino negro) están a veces presentes.
Zonzocuitales
Los
zonzocuitales son también parte del bosque seco, y corresponden a los suelos
arcillosos, pesados, negros, altamente mineralizados y con drenaje pobre. Estos
se encuentran mejor desarrollados en los viejos lechos de las lagunas, como en
las Lagunas Tecomapa y Moyuá y en los márgenes de los grandes lagos, pero se
encuentran pequeños parches en toda la parte pacífica y central del país. Las
áreas más grandes de zonzocuite han sido transformadas en áreas agrícolas,
especialmente para el cultivo del arroz. Estos suelos periódicamente se inundan
durante la época de lluvias y durante la época seca tienen rajaduras profundas
cuando la arcilla se contrae. Esto crea un ambiente hostil para las plantas
leñosas y la diversidad es baja, su tamaño tiende a ser relativamente pequeño
y muchas especies están más o menos restringidas a este tipo de vegetación.
Ejemplos conspicuos de plantas leñosas son Acacia
farnesiana (aromo), Amphipterygium
adstringens, Guaiacum sanctum
(guayacán), Ipomoea carnea ssp. fistulosa, Parkinsonia aculeata (espino blanco) y Phyllostylon rhamnoides (escobillo). Las plantas herbáceas,
especialmente las anuales de vida corta, son más diversas y más bien tienen
aspecto de malezas. Sin embargo, éstas también están más o menos restringidas a
este hábitat. Algunas de estas especies tienen una distribución peculiar debido
a este tipo de suelo en el que crecen, el cual es abundante en el Istmo de
Tehuantepec en México, el Valle de Motagua en Guatemala, partes de la vertiente
del Pacífico de Panamá y la costa caribeña de Colombia. También, algunas
especies están sólo ligeramente diferenciadas evolutivamente de sus congéneres
más cercanos que crecen en suelos menos severos. Algunos ejemplos son Acalypha aliena, Asclepias woodsoniana, Cuphea
elliptica, Malachra alceifolia y
Spigelia polystachya.
Pantanos y bosques de galería
Los
bosques de galería se encuentran a lo largo de los cauces de agua y son
bastante distintos de la vegetación que los rodea, especialmente en las áreas
de sabanas y de bosques caducifolios. Los bosques están sujetos a inundaciones
frecuentes durante la época de lluvias y los suelos están saturados todo el
año. Los árboles varían considerablemente a lo largo del país, pero muchas
especies de Ficus (chilamate) y de Inga (guava) están específicamente adaptadas
a este hábitat. En el lado del Pacífico, Anacardium
excelsum (ahuehue), Hymenaea courbaril (guapinol) y Luehea seemannii (guácimo macho) son conspicuos. En el lado
del Atlántico, Heliocarpus appendiculatus (majagua) y Ochroma pyramidale (balsa)
son árboles comunes y bejucos del género Mucuna (ojo de buey) casi siempre están
presentes.
Los
bosques pantanosos están frecuentemente asociados a las tierras bajas costeras
y los alrededores de los grandes lagos. El bosque está frecuentemente inundado
y el suelo siempre saturado. Alrededor de los grandes lagos Bactris guineensis (güiscoyol), Couroupita nicaraguarensis (zapote de
mico), Pachira aquatica (poponjoche),
Pseudobombax septenatum y Sterculia apetala (panamá) son árboles conspicuos. En el lado del Atlántico los
pantanos son mucho más variables, pero a veces están casi dominados por una
sola especie. Bravaisia integerrima
(mangle blanco), Erythrina fusca (elequeme), Manicaria saccifera, Raphia taedigera (jolillo) y Symphonia
globulifera (leche maría), por
ejemplo, se pueden encontrar como rodales puros y extensos. Otros pantanos
están dominados por plantas herbáceas, en particular Cyperaceae y Poaceae.
Manglares
En toda
América tropical y en ambas costas de Nicaragua los manglares son generalmente
similares, tanto en estructura como en la composición de especies. Los límites
de los manglares están definidos por el sumergimiento periódico en agua salada
debido a las mareas. Los árboles que se encuentran en los manglares están muy
adaptados y restringidos a este ambiente. Estos bosques han sido estudiados
extensamente y son comunidades económicamente importantes. La diversidad es
baja y las especies más comunes de árboles son Rhizophora mangle (mangle colorado), Laguncularia racemosa (mangle blanco), Conocarpus erectus (botoncillo) y Avicennia nitida (mangle negro).
Playas
Las playas, tanto marinas como de los grandes
lagos, tienen la vegetación típica de las playas de la América tropical. Las
perturbaciones continuas y los efectos de la salinidad son factores importantes
y muchas especies se encuentran sólo en este hábitat. Entre las herbáceas
comunes que forman tapetes en las playas arenosas se encuentran Canavalia rosea, Sesuvium portulacastrum e Ipomoea
pes-caprae. Plantas comunes de trasplaya incluyen a Bromelia pinguin (piñuela), Prosopis
juliflora (espino negro) y Opuntia
guatemalensis. Entre los árboles más grandes se encuentran Tamarindus indica (tamarindo), Hippomane mancinella (manzano de playa)
y Sterculia apetala (panamá).