DIARIO DEL PROYECTO MADIDI

“VIAJE MAMACONA”

 

Llamada ovalada: Haz clic en los títulos si quieres conocer más detalles de nuestro viaje
 

 

 

 

 

 

 


Un nuevo viaje

23 de julio 2002

 

Salimos hacia una nueva aventura, esta vez rumbo a Apolo desde donde caminaríamos hacia Mamacona, una comunidad que quedaba sobre la senda Apolo-San José.

 

 

 

Llegamos a Apolo

24 de julio 2002

 

Llegamos a nuestro destino antes de lo que imaginábamos… un almuerzo, y a alistar los últimos detalles.

 

 

 

 

Empieza la caminata

25 de julio 2002

 

Aunque planeábamos salir temprano, no lo logramos, recién al medio día empezó la caminata.

 

 

 

¡Pobres caballitos!

26 de julio 2002

 

Aunque la caminata no era tan difícil como la imaginábamos, los que sufrieron, por el peso que llevaban, fueron los caballos.

 

Llegamos a Mamacona

27 de julio 2002

 

Por fin llegamos a Mamacona donde nos esperaban muy ansiosos los guías que habían trabajado con el anterior grupo.

 

 

Armando nuestro campamento

28 de julio 2002

 

A pocos minutos de la comunidad de Mamacona, instalamos nuestro campamento, le dedicamos todo el día.

 

 

 

 

Primer día de trabajo

29 de julio 2002

 

Empezamos a trabajar con un transecto denominado “Ladera Oeste”, aunque no logramos terminarlo.

 

 

 

Aprendiendo a prensar

30 de julio 2002

 

Terminamos temprano el transecto, así es que se aprovechó el tiempo para enseñar a los nuevos la forma correcta de prensar.

 

 

 

Hablamos por radio

31 de julio 2002

 

Después de trabajar, por la noche nos logramos comunicar por radio con La Paz. Narel, Alfredo y otros amigos nos dan noticias de la ciudad.

 

 

La primera lluvia

1° de agosto 2002

 

Cuando nos alistábamos a trabajar, cayó una fuerte lluvia, obligándonos a regresar al campamento, pero más bien no duró mucho.

 

 

Empezamos a marcar la parcela

2 de agosto 2002

 

Ya que la brecha que se tiene que abrir para la parcela permanente es muy morosa, decidimos que Honorio y Marcelino empiecen el trazado, mientras el resto trabaja en un transecto.

 

 

 

 

Empezamos lento

3 de agosto 2002

 

El trabajo en la Parcela empezó este día, pero fue demasiado lento, sólo avanzamos una sub-parcela.

 

 

 

Día de chocolate

4 de agosto 2002

 

No todos los días se come chocolate, pero es domingo.

 

Más rápido

5 de agosto 2002

 

Seguramente porque eran muchas especies nuevas al principio, ahora avanzamos más rápido.

 

 

Día de fiesta: día de Bolivia y cumpleaños de doña Nieves

6 de agosto 2002

 

Era el cumpleaños de doña Nieves, así es que después de trabajar, la festejamos con una deliciosa torta.

 

 

 

Ya es una rutina

7-8 de agosto 2002

 

El trabajo se repite, secamos las plantas, trabajamos en la parcela y prensamos las plantas.

 

 

¡Terminamos la parcela!

9 de agosto 2002

 

Después de varios días, lo hicimos: terminamos de trabajar en la parcela permanente, ahora sólo nos quedan algunos transectos.

 

 

 

Un transecto más

10 de agosto 2002

 

Hicimos otro transecto, esta vez sin Renate, que se sentía un poco delicada del estómago y decidió quedarse en el campamento.

 

Lugar nuevo... muchas plantas por prensar

11 de agosto 2002

 

Fuimos a hacer otro transecto en un lugar donde la mayoría de las especies eran nuevas… ¡colectamos mucho!

 

Un baño con sol

12 de agosto 2002

 

Llegamos temprano después de trabajar, lo que nos dio tiempo de bañarnos antes de que el sol se ponga.

 

En el campo todo se hace más temprano

13 de agosto 2002

 

En la mañana había que esperar a que empezaran a trabajar en la Radio de Miraflores en La Paz, pero además a que la gente llegue al Herbario para poder hablar con alguno.

 

 

Último día de trabajo

14 de agosto 2002

 

Era el último día y nos faltaban dos transectos para terminar.

 

 

 

 

Un día de discusión

15 de agosto de 2002

 

Después de una larga discusión por fin acordamos con los dueños de los bueyes para que nos ayuden a transportar nuestro material al día siguiente.

                 

 

Después de mucho discutir, por fin nos vamos

16 de agosto 2002

 

Aunque parecía que no, partimos recién cerca al medio día, y aunque no avanzamos mucho, llegaremos a Machúa como estaba planeado.

 

 

 

 

Sorpresa en el regreso

17 de agosto 2002

 

Cuando llegamos a Chiriuno, nos encontramos con Remberto y su hermano, ¡quienes nos habían traído un delicioso almuerzo!

 

 

Hacia el Naranjal

18 de agosto 2002

 

El Naranjal era nuestra meta ahora… acampamos allí, nuestra última noche en carpas.

 

 

 

Apolo de nuevo

19 de agosto 2002

 

Cerca al medio día llegamos a Machúa, de donde nos recogió Ernesto con la movilidad del Instituto.

 

 

 

 

 

En 12 horas a La Paz

20 de agosto 2002

 

Decidimos salir a las 4 de la mañana y llegamos a La Paz a las 4 de la tarde aproximadamente, un viaje pesado pero rápido.

 

 

 

 

 

 

DIARIO DEL PROYECTO MADIDI

“VIAJE MAMACONA”

 

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Un nuevo viaje

23 de julio 2002

 

Salimos a las 9 de la mañana, entre cargar las cosas en la movilidad alquilada del Instituto de Ecología que nos llevaría hasta Apolo y alistar los últimos detalles… Nuestro grupo era reducido: viajábamos ahora Renate Seidel, la coordinadora del Proyecto, Carla Maldonado, postgraduada; Héctor Cabrera, un nuevo tesista y María Seidel, voluntaria para este viaje.

 

Fue un viaje largo, en el camino pasamos por varios pueblitos. En uno de ellos, Escoma, llegamos a almorzar, siguiendo más tarde nuestro viaje para llegar a un lugar  llamado “La Calzada”  donde el grupo anterior había pasado la noche. Cuando llegamos, nos dimos cuenta de que sólo era una pensión donde comían los chóferes que estaban de paso. Por suerte la dueña nos ofreció un cuarto donde dormimos todos, cansados por el viaje.

 

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Llegamos a Apolo

24 de julio 2002

 

Temprano, después de un buen desayuno, partimos rumbo a nuestro destino, Apolo. El chofer que nos llevaba, Valentín, no había hecho ese camino hace mucho tiempo, por lo que todos pensamos que nos faltaba mucho para llegar; pero en menos de lo imaginado llegamos, a la una de la tarde. En la plaza encontramos a los chicos que salían de su viaje a Chiriuno y fuimos almorzar con ellos aprovechando para hablar sobre algunas cosas para el viaje y la caminata que nos esperaba.

 

Por la tarde nos dedicamos a hacer algunas compras que faltaban, visitamos la Alcaldía, a los guarda-parques y fuimos a las oficinas de CARE-Bolivia para explicarles nuestro trabajo. Nos atendieron cordialmente y se ofrecieron en brindarnos su apoyo durante el trabajo.

 

Por la noche, junto con Remberto Alvarez, y José Tito, quienes serían nuestros guías, alistamos el material en bultos que debían pesar 24 kilos cada uno para cargarlos en los caballos. Tarea un poco morosa, que acabamos a la luz de unas velas, ya que en Apolo hay energía eléctrica sólo hasta las nueve de la noche.

 

Nos fuimos a dormir, y aunque planeabamos hacerlo temprano, con tanta cosa por alistar, lo hicimos tarde.

 

 

 

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Empieza la caminata

25 de julio 2002

 

Todos nos levantamos a las 5:30 de la mañana, pensando que si empezábamos la caminata temprano sin mucho sol, sería más fácil… lamentablemente nuestro plan falló.

 

Después de desayunar, el chofer nos llevó a todos hasta Machúa, poblado donde se termina el camino carretero y desde donde hay que empezar a caminar. Allí esperaban los guías con 13 caballos, los cuales llevarían toda la carga que teníamos.

 

El proceso del “enchipado” (amarrado de los bultos en “reatas” o redes de cuero para hacerlos compactos), tardaba mucho; pero además, una vez listos los bultos, había que preparar a los caballos poniéndoles la “carona” (especie de colchón en el lomo del caballo para que los bultos no lo lastimen), sujetada ésta con una “cincha” (correa con la que se sujeta la carona al caballo), para que encima recién vayan los bultos bien amarrados al animal, haciendo contrapeso y bien equilibrados.

 

El hacer esto para cada uno de los animales llevó muchísimo tiempo. El grupo de los chicos que debía regresar a La Paz ese mismo día, nos acompañó sólo hasta el medio día, porque si esperaban más se les haría tarde. Nosotros salimos a nuestra caminata a eso de las 12:30 p.m., justo cuando el sol daba más fuerte.

 

Empezamos con una subida tan pendiente que cuando llegamos a la cima, agradecimos que los caballos tengan que parar para descansar, puesto que nosotros también lo hicimos. A eso de las 4 de la tarde llegamos a un lugar llamado “El Naranjal”, denominado así por la fruta que allí cultivan, y después de disfrutar de algunas, continuamos nuestro camino, que si bien era cansador, estaba también lleno de hermosos paisajes, con cerros y mesetas cubiertos de pampas abiertas resultantes de la quema, que por cierto, se practica en esta zona con intensidad más que todo por el ganado que poseen. Últimamente, como el área ya es Parque Nacional, se espera que la gente se vaya concientizando y esta actividad se reduzca.

 

Observamos también lugares impresionantes muy rocosos. Todo el trecho que caminamos es uno de los antiguos caminos de los incas.

 

A las 5 de la tarde paramos en un arroyo, porque si seguíamos más allá no encontraríamos un buen lugar (más que para nosotros, para los caballos) para acampar y pasar la noche.

 

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¡Pobres caballitos!

26 de julio 2002

 

El enchipado de los bultos para cargarlos en los caballos se hizo una rutina durante nuestra caminata. Esta vez tardó como dos horas, y no pudimos llegar más allá de Turnia, una comunidad que queda de paso, a almorzar.

 

A eso de las 4:30 de la tarde tuvimos que dejar de caminar por el mismo problema del día anterior. No encontraríamos otro lugar para acampar más adelante.

 

Al llegar nos dimos cuenta que dos de los caballos tenían heridas en sus lomos por el peso que llevaban. Renate los curó, pero nos preocupó un poco puesto que los guías nos dijeron que llegaríamos a Mamacona recién en dos días más. Nosotros habíamos separado víveres para la caminata para tres días y no para cuatro, lo que duraría la caminata según los guías; tendríamos que sacar más de las cajas, lo cual no era difícil pero si un poco molestoso.

 

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Llegamos a Mamacona

27 de julio 2002

 

Otra vez la misma rutina del enchipado. Llegamos a almorzar a Chiriuno, lugar donde el grupo anterior había hecho su campamento, allí estaban todavía algunos bultos del material que ellos nos habían dejado, pero mientras comíamos llegó un grupo de gente de Mamacona que ya habían sido contratados para recogerlos.

 

Ellos, y un turista que encontramos en el mismo lugar, y que hacía el camino desde San José hacia Apolo, nos informaron que llegaríamos esa noche a Mamacona, lo que nos tranquilizó mucho.

 

Seguimos la caminata en un grupo ya más grande pero una senda más cerrada, ya pasábamos entre bosques y la caminata se hacía más difícil, y al llegar hasta Guarajujo, el último río antes de llegar a Mamacona, los guías nos hicieron notar que los caballos ya no podían seguir por lo difícil del camino, así es que decidieron dejar allí a los que estaban mal y llevar hasta Mamacona sólo lo indispensable para ese día, ya que al día siguiente se recogería el resto.

 

Como a las 5 y media llegamos a la comunidad, donde Nieves, Honorio y Marcelino, quienes ya nos habían acompañado al viaje hecho hacia el río Hondo en el Parque Madidi y con quienes habían trabajado también los chicos del grupo que hicieron el viaje a Chiriuno, nos esperaban y estaban muy felices de vernos: se les habían acabado los víveres que el anterior grupo les había dejado.

 

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Armando nuestro campamento

28 de julio 2002

 

Temprano nos trasladamos a unos 20 minutos de la comunidad donde haríamos nuestro campamento. El día entero lo dedicamos a organizarlo, y claro, por supuesto a darnos el baño tan ansiado que no pudimos durante la caminata.

 

Fue un lindo campamento, uno de los mejores en los que (por lo menos nosotros) estuvimos; el río que pasaba por allí era mágico, sus aguas cristalinas y los montes cubiertos de vegetación que lo rodeaban, nos hacían olvidar por lo menos algo del frío de sus aguas.

 

Ese día todos comimos muy bien, doña Nieves cocinó muy rico para todos.



 

 

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Primer día de trabajo

29 de julio 2002

 

Empezamos por ir al monte que estaba al frente, cruzando el río del campamento, había que descalzarse para cruzarlo pero hubo quien lo cruzo cargada en los hombros de un guía.

 

Subimos el cerro tratando de encontrar no sólo un buen lugar para realizar nuestro primer transecto, sino también uno donde la visión del paisaje nos podría ayudar a escoger otros puntos de muestreo.

 

A unos 1550 m de altitud, nos detuvimos para hacer el transecto denominado “Ladera Oeste”. Hicimos solo la mitad, primero porque eran especies nuevas para nosotros y segundo porque había gente nueva trabajando con nosotros y había que explicarles cómo lo hacíamos.

 

Por la tarde, cuando regresamos al campamento, prensamos sólo algunas de las muestras (Foto 10) ya que al día siguiente Honorio se quedaría acompañando a doña Nieves y terminando con algunos detalles del campamento, y le daría tiempo para acabar de prensar.

 

 

 

 

 

 

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Aprendiendo a prensar

30 de julio 2002

 

 

Dejamos las muestras ya prensadas en la secadora y nos fuimos a terminar el trabajo del día anterior.

 

Terminamos temprano por la tarde y regresamos al campamento donde aprovechamos el tiempo para explicar a los nuevos colaboradores la forma correcta de prensado de las colecciones.





 

 

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Hablamos por radio

31 de julio 2002

 

Temprano, nos levantamos e hicimos lo que después se convirtió en la rutina de todas las mañanas, pusimos las muestras en la secadora y sacamos las que ya estaban secas con las que hacíamos paquetes para guardarlos hasta su transporte hacia La Paz.

 

En la misma ladera del campamento, pero más arriba, había un lugar llenos de palmeras a las que la gente de allí llama tolas, por lo que el transecto que hicimos en ese lugar se denominó “El Tolal”. Este día terminamos un transecto. Por la tarde, cuando regresamos al campamento, encontramos al dueño de los bueyes que nos ayudaría en el camino de regreso con la carga, pero sólo hasta la mitad, ya que los caballos nos ayudarían el resto. Renate quedó en verse con él el 10 de octubre para ultimar los detalles.

 

La noche fue especial, ya que después de prensar las plantas, logramos comunicarnos por primera vez por radio con La Paz. Hablamos con Narel, Alfredo, Tatiana y algunos amigos, quienes nos dieron noticias sobre nuestras familias y el trabajo en el Herbario. Fue muy grato poder comunicarnos con ellos desde donde estábamos.

 

 

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La primera lluvia

1° de agosto 2002

 

Por la mañana, después del secado de nuestras muestras, salimos a trabajar, pero a menos de cinco minutos del campamento, nos pescó una lluvia torrencial, por lo que tuvimos que volver y esperar hasta las 11. Decidimos almorzar primero y luego ir a trabajar.

 

A la vuelta Renate inspeccionó el lugar para empezar en los siguientes días a trabajar con la Parcela Permanente.

 

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Empezamos a marcar la parcela

2 de agosto 2002

 

Después de nuestra rutina cotidiana, nos fuimos a trabajar en un transecto cerca donde instalaríamos la parcela, mientras que Honorio y Marcelino fueron a empezar la línea (de 500 m) por donde iría nuestra PPM (Parcela Permanente).

 

Remberto, otro de los guías, trepó un árbol muy alto y lo hizo sin trepadores; parece que terminó algo lastimado, pero logró bajar la muestra con éxito.

 

Terminamos tarde y muy cansados, ya en el campamento María decidió quedarse al día siguiente para prensar las muestras, lo que fue una noticia grata para todos porque no tendríamos que quedarnos esa noche prensando plantas.

 

Mientras tanto, doña Nieves preparaba unas deliciosas empanadas para el día siguiente.

 

 

 

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Empezamos lento

3 de agosto 2002

 

Empezamos a trabajar en la Parcela Permanente, mientras Honorio, Marcelino y Héctor empezaron a marcar las sub-parcelas, nosotros nos quedamos a trabajar. En el principio, tardamos mucho, sólo hicimos una sub-parcela de 20x20 metros, a este paso, no acabaríamos con la PPM ...

 

Regresamos al campamento a eso de las 6 de la tarde, y después de prensar las muestras y cenar, todos nos fuimos a dormir.

 

 

 

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Día de chocolate

4 de agosto 2002

 

No habíamos llevado mucho chocolate, así es que había que racionarlo, pero es domingo y nos tocaba esa ración.

 

En la parcela todavía íbamos lento. Marcelino y Honorio siguieron marcando las sub-parcelas y Héctor se quedó a trabajar con nosotros.

 

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Más rápido

5 de agosto 2002

 

Este día avanzamos algo más rápido, casi cuatro sub-parcelas terminadas, esperamos avanzar más rápido los siguientes días.

 

Por la noche nos comunicamos con La Paz otra vez.

 

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Día de fiesta: día de Bolivia y cumpleaños de doña Nieves

6 de agosto 2002

 

Este día había que trabajar, igual que todos los demás, Honorio y Marcelino se sumaron a nuestro trabajo en la parcela. Avanzamos más rápido, por varios motivos: porque la cantidad de gente había aumentado, porque ya habíamos colectado gran parte de las plantas y finalmente porque el lugar por donde estábamos en ese momento era dominado por tola. Aún así, parece que nos faltará tiempo para terminar con el trabajo, nos tendremos que quedar un día más de lo planeado.

 

Por la noche, cuando regresamos al campamento, festejamos el cumpleaños de doña Nieves con una deliciosa torta que ella misma preparó por la mañana.

 

Ojalá ella haya pasado contenta sus cumpleaños en nuestra compañía, a pesar de encontrarse lejos de su familia.

 

 

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Ya es una rutina

7-8 de agosto 2002

 

En estos dos días tuvimos la rutina de siempre, sacar las plantas secas y poner las nuevas en la secadora por la mañana y durante el día trabajar en la parcela.

 

Nos comunicamos por radio a La Paz y Narel nos comunicó que Peter Jorgensen, director del Proyecto, llega el 15 de este mes, antes de que nosotros volvamos, pero se queda para nuestra vuelta.

 

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¡Terminamos la parcela!

9 de agosto 2002

 

Por la mañana, Marcelino no se sintió muy bien, tenía un dolor en la rodilla, por lo que preferimos que se quede en el campamento a descansar.

 

Logramos terminar con la parcela, ya sólo nos quedan por trabajar unos cuantos transectos.

 

Por la noche Renate logró hablar con su familia en La Paz y Narel también se comunicó, aunque sin muchas novedades.

 

Ya habíamos hecho un buen paquete de plantas secas, listas para llevarlas a La Paz, así es que decidimos mandarlo de una vez con una persona que estaba de ida a Apolo. Esperábamos que lleguen bien, pues como estaban secas, su transporte podría dañarlas si no se lo realizaba con cuidado.

 

 

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Un transecto más

10 de agosto 2002

 

Renate se sintió un poco mal, parece que algo que comió no le cayó muy bien, así es que se quedó en el campamento y el resto del equipo trabajó en un transecto, cerca de donde habíamos instalado la parcela. Ella nos hizo falta, ya que no conocíamos muchas de las plantas y tuvimos que colectarlas todas, lo que nos dio bastante trabajo por la noche para prensarlas.

 

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Lugar nuevo... muchas plantas por prensar

11 de agosto 2002

 

Fuimos hacia Mamacona y, volviendo sobre la senda que habíamos hecho hacia nuestro campamento, encontramos otro lugar para trabajar con más transectos. Ese día terminamos el que denominamos “Palmital”; en este lugar vimos muchas especies que no habíamos encontrado antes, por lo que de nuevo teníamos mucho que prensar por la noche.

 

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Un baño con sol

12 de agosto 2002

 

Un poco más allá de donde fuimos el día anterior, hicimos otro transecto, el cual terminamos temprano. Esa tarde llegamos a bañarnos con lo último de sol, un baño reconfortante. Luego prensamos las plantas y por la noche nos comunicamos con Narel, teníamos una lista de cosas muy larga para encargarle, la lista de material que pensábamos dejarles para su próxima entrada, las cosas que faltaban y otras más.

 

Luego nos fuimos todos a dormir y, como después de media hora, Renate se acordó que había olvidado otro encargo para Narel; ese rato trató de comunicarse con La Paz, sin conseguirlo porque ya era tarde.

 

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En el campo todo se hace más temprano

13 de agosto 2002

 

Esperamos a que sean las 8 para llamar al Herbario; después de una larga espera lo conseguimos, Renate logró hablar con Francisco, a quien dejó el encargo para Narel.  Luego fuimos a trabajar. Era un día totalmente despejado, continuamos por la senda hacia San José de Uchupiamonas. Nos perdimos en el trayecto, así es que abrimos una nueva brecha y trabajamos cerca.

 

Por la noche Renate habló con Stephan Beck, director del Herbario Nacional de Bolivia, sobre algunas cosas del proyecto.

 

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Último día de trabajo

14 de agosto 2002

 

Despertamos temprano, y después de un delicioso arroz con leche que doña Nieves preparó para el desayuno, nos fuimos a buscar la senda que no habíamos encontrado el día anterior. Después de avanzar un buen trecho, hicimos el penúltimo transecto que terminamos al medio día. Comimos y en la tarde, un poco más allá, terminamos con nuestro trabajo haciendo el último transecto. A este último lo denominamos “Solidaridad” porque se trataba de un bosque bajo lleno de lianas y de muy difícil acceso. Los guías no dejaban de recordarnos que así eran los lugares donde trabajaban con el grupo anterior, por eso, decidimos “solidarizarnos” con ellos y hacer uno similar.

 

A finalizar, todos felices por el trabajo cumplido y después de la tradicional “foto del recuerdo”, regresamos al campamento a prensar nuestras últimas plantas de este viaje.

 

 

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Un día de discusión

15 de agosto de 2002


En la mañana, todos nos dispusimos a hacer paquetes muy firmes y bien protegidos de las plantas, para que no se maltraten durante el transporte. Mientras tanto, Renate y María se fueron a tomar algunas fotos y a las 11 de la mañana llegaron los dueños de los bueyes. Habíamos acordado anteriormente que nos llevarían sólo hasta el arroyo Cuchihuani, donde nos esperarían los caballos de Remberto; con ellos que llegaríamos hasta Machúa, donde nos esperaría la movilidad del Instituto de Ecología.

 

Lamentablemente, como Renate no estaba ese momento, volvieron por la tarde pero esta vez, totalmente disconformes con el trato que habíamos hecho. Ahora su propuesta era llevarnos con sus bueyes hasta Machúa, porque sólo hasta la mitad del camino no les convenía y no querían hacerlo. Esto nos disgustó mucho, porque ya el hermano de Remberto estaba de camino hacia Cuchihuani y no era justo que una vez allí le dijéramos que ya no necesitábamos de sus servicios. Esa tarde estuvo pesada y muy reñida con los señores; al final tres de ellos, que tenían sólo cinco bueyes, aceptaron llevarnos; pero no podrían llevar toda la carga, y nosotros tendríamos que cargar algo, así es que Remberto se fue a avisar a su hermano que los caballos vayan avanzando más hasta darnos encuentro, y así el transporte de nuestras cosas sería más fácil.

 

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Después de mucho discutir, por fin nos vamos

16 de agosto 2002

 

Por la mañana, cuando parecía que ya todo se había arreglado, resultó que el dueño de dos de los bueyes con los que contábamos para irnos, había tenido una noche de “fiesta” y estaba en tan mal estado que no podría llevarnos.

 

Todo parecía ir muy mal, nos tendríamos que quedar un día más esperando a que los caballos lleguen hasta donde estábamos y nos recojan. Renate propuso ir cargando algo de los bultos hasta Chiriuno y volver luego a recoger la otra parte, más los tres bueyes que teníamos. Tal vez lograríamos dormir en Chiriuno con todas las cosas esa noche, para que Remberto con sus caballos nos recogiera de allí al día siguiente, pero ante esta idea la mitad del grupo estaba disconforme. También se pensó que Marcelino y Honorio podrían quedarse cuidando las cosas y el resto irse adelantando, pero tampoco se lograba conformar a todos… los ánimos no eran muy buenos en ninguno.

 

Milagrosamente, al rato aparecieron los encargados de los bueyes con cinco animales más. Esto solucionaba nuestro dilema, así es que por fin empacamos todo y cerca al medio día partimos, aunque algunos cargando paquetes de plantas en la espalda.

 

Llegamos a las 17:30 al arroyo Patiapo, donde decidimos pasar la noche y hasta donde los bueyes llevaron nuestra carga.

 

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Sorpresa en el regreso

17 de agosto 2002

 

Temprano, después de despachar a la gente de Mamacona y pagar por el alquiler de sus bueyes, todos nos adelantamos caminando, menos Honorio y Nieves, quienes se quedaron a cuidar las cosas esperando a que los caballos lleguen a recogerlas.

Llegando a Chiriuno, nos encontramos con Remberto, y su hermano, quienes además de unas deliciosas naranjas nos traían un muy rico almuerzo. Hablamos un rato con ellos y seguimos caminando cada grupo con rumbos contrarios, ellos a recoger la carga hacia el arroyo Patiapo y nosotros hacia el otro lado, donde acamparíamos esa noche.

 

Todos estos últimos días habíamos estado a “dieta obligada” porque se nos habían acabado los enlatados y el charque; así es que estábamos a plan de arroz, el que doña Nieves preparaba en todas las formas posibles, así es que el almuerzo esa tarde fue para todos un verdadero festín.

 

A eso de las 5 y media, llegamos a nuestro destino y  esperamos al resto, quienes llegaron justo antes de que anochezca.

 

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Hacia el Naranjal

18 de agosto 2002

 

Temprano, después del ya acostumbrado enchipado de los bultos caminamos todos rumbo a Turnia, una comunidad que quedaba de paso y de donde había que recoger el resto de la carga que habíamos mandado antes.

 

Allí llegamos a las 11 de la mañana y entre que recogíamos las cosas y las volvían a cargar, doña Nieves compró un pollo y lo cocinó para nuestro almuerzo. Aunque esto nos llevó algo de tiempo que no habíamos planeado, comimos bien y luego seguimos nuestra caminata, esta vez rumbo al Naranjal donde pasaríamos nuestra última noche.

 

Llegamos al lugar alrededor de las 5 de la tarde y después de disfrutar de las naranjas y comer algo más, todos nos fuimos a dormir.

 

 

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Apolo de nuevo

19 de agosto 2002

 

Nuestro último desayuno estuvo acompañado esta vez también de naranjas y agradeciendo a doña Elena, la señora que cuida el naranjal, por habernos dejado acampar en este lugar, nos fuimos hacia Machúa, donde llegamos al medio día.

 

Lamentablemente, no estaba todavía la movilidad del Instituto esperándonos, ya que habíamos avisado que nos recojan en la tarde. Pensamos alquilar otra para que nos lleve hasta Apolo, por lo que Héctor se fue sólo hacia Apolo para conseguirla. Grande fue su sorpresa y alegría al ver que Ernesto ya estaba allí; a los pocos minutos ya estaban ambos en Machúa para recogernos.

 

Todos felices nos fuimos a Apolo, donde nos dimos un muy reconfortante baño y por la noche cenamos todos juntos para festejar la culminación feliz de otra de nuestras travesías.

 

Durante toda la caminata de regreso nos dimos cuenta de que la zona presentaba sitios muy interesantes como para seguir con un estudio más profundo. Aparecieron ideas de trabajos posteriores, que esperamos se puedan hacer más adelante.

 

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En 12 horas a La Paz

20 de agosto 2002

Como el viaje de ida nos había llevado casi doce horas, decidimos salir a las 4 de la mañana de Apolo para llegar ese mismo día a La Paz, y lo logramos!

 

Renate ayudó un buen trecho al chofer para que el viaje no le fuera muy pesado y llegamos a La Paz a eso de las 4 de la tarde.

 

La movilidad del Instituto llevó todas las cosas al Herbario, donde Narel y los demás chicos esperaban para descargar todo; y nosotros nos fuimos cada uno a descansar a nuestras casas, porque el viaje había sido largo y cansador.

 

 

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