DIARIO DEL PROYECTO MADIDI

“VIAJE CHIRIUNO”

Llamada ovalada: Haz clic en los títulos si quieres conocer más detalles de nuestro viaje 


 

 

 

 

Una nueva salida

19 de junio 2002

 

Salimos de La Paz con rumbo a Apolo y pasamos la noche en “La Calzada”

 

 


Continuando viaje hacia Apolo

20 de junio 2002

 

Continuamos nuestra ruta por malos caminos. Llegando a Apolo hacemos los últimos preparativos para la expedición como alquilar caballos

 

 

Aprendiendo a “chipar”

21 de junio 2002

 

Debido al número insuficiente de animales, tuvimos que esperar hasta la tarde para emprender la marcha. Acampamos en el arroyo Machariapo

 

 

 

Problemas con la carga

22 de junio 2002

 

Continuamos la caminata, el transporte de la carga se hace difícil

 

 

 

Otro día más de caminata

23 de junio 2002

 

A medida que avanzamos, el paisaje cambia paulatinamente

 

 

 

 


Por fin llegamos y armamos el campamento

24 de junio 2002

 

Por fin llegamos a nuestro destino e instalamos el campamento

 

 

Empezamos a trabajar en el transecto Chiriuno

25 de junio 2002

 

Iniciamos el trabajo, con el estudio botánico de un primer transecto

 

 

 

 


Visitas inesperadas

26 de junio 2002

 

Dos niños pasan solos a Mamacona. Continúa el trabajo

 

 

Seleccionamos área para la Parcela Permanente (PPM)

27 de junio 2002

 

Terminamos transecto y empezamos pica para llegar a sitio adecuado para la Parcela Permanente

 

 

 

 

 

Seguimos con los transectos

28 de junio 2002


Evaluamos transecto, nos encontramos con otro tipo de bosque

 

 

Un bosque diferente

29 de junio 2002

 

La vegetación cambia en la parte media de la ladera

 

 

 

Iniciamos la instalación de la PPM

30 de junio 2002

 

Decidimos sitio y empezamos la instalación de la PPM, nos caen las primeras lluvias

 

 

 

 

Comienza evaluación de la PPM

1° de julio 2002

 

Empezamos a medir, coleccionar identificar y fijar las placas en la PPM. Amenazas de lluvia

 

 

 

Continua trabajo en la PPM

2 de julio 2002

 

Seguimos trabajando en la PPM

 

 

 


Conocemos gente de Mamacona

3 de julio 2002

 

Caminado hacia la PPM nos encontramos con gente de Mamacona. Se inicia otra pica a cerro más alto

 

 

Día de lluvia

4 de julio 2002

 

Por la lluvia hacemos colecciones en los alrededores del campamento y alguna mejora en el mismo.

 

 

 

Trabajando mojados

5 de julio 2002

 

La lluvia continúa pero no impide que sigamos trabajando en la PPM. Llegan visitantes sospechosos

 

 

 


Gente que va y viene

6 de julio 2002

 

Mas personas pasan por el campamento. La evaluación de la PPM se dificulta

 

 

Pepe sale a Apolo

7 de julio 2002

 

Pepe sale a Apolo por una rara afección en la piel. Día de niebla

 

 


Vuelve a llover

8 de julio 2002

 

Llueve fina y persistentemente, nos falta poco para acabar la PPM

 

 

Terminamos la PPM

9 de julio 2002

 

El tiempo mejora, después de 10 días terminamos la instalación y evaluación de la PPM

 

 

Visitamos Mamacona

10 Julio 2002

 

Vamos a Mamacona a inspeccionar el terreno y comprar algunas cosas, se nos acababa la carne. Volvió Pepe

 

 

 

 

 

Al fin un día despejado

11 de julio 2002

 

Hace un día de sol y evaluamos transecto al lado de la PPM

 

Cambiamos de rumbo

12 de julio 2002

 

Evaluamos transecto en sitio plano al lado de arroyo alejado de la PPM. Continúan con la pica hacia la cima de cerro

 

 

Otra vez en bosque bajo de ladera

13 de julio 2002

 

Seguimos por la pica y evaluamos transecto en un bosque bajo de ladera con pendiente pronunciada

 

 

 

 

 

Cerca de la cima

14 de julio 2002

 

La pica esta ya cerca de la cima. Terminamos transecto Cerro 1

 

 

Se llega a la cima

15 de julio 2002

 

Finalmente se concluye la pica hasta la cima, nos encontramos con otro tipo de vegetación

 

 

 

Evaluamos vegetación de la cima

16 de julio 2002

 

Llegamos hasta los 2300 msm, efectuamos transecto en bosque bajo de filo de cerro, nos vuelve a llover

 

 

Trabajamos cerca del campamento

17 de julio 2002

 

Evaluamos otro transecto cerca del campamento. Pasa gente a Mamacona con quienes hacemos acuerdos previos para que nos saquen a Apolo

 

 

 

Ultimo día de caminata al cerro

18 de julio 2002

 

Volvemos a concluir transecto de la cima. Acuerdo final con la gente de Mamacona para salir a Apolo

 

 

 

 

 

Día de trabajo liviano

19 de julio 2002

 

Terminamos transecto Arroyo Campamento, vuelve la lluvia forzandonos a descansar

 

 

Ultimo día de trabajo

20 de julio 2002

 

Evaluamos último transecto en un espléndido día de sol

 

 

Preparativos para salir a Apolo

21 de julio 2002

 

Acomodamos las cosas para salir a Apolo

 

 

 

 

Saliendo a Turnia

22 de julio 2002

 

Sale la mayor parte del grupo con la carga en bueyes, se quedan Honorio, Marcelino y Nieves. Llegamos a Turnia

 

 

De vuelta en Apolo

23 de julio 2002

 

Otras personas y otros animales nos llevan la carga hasta Machúa, desde donde nos llevan en coche hasta Apolo

 

 

Llega el otro grupo expedicionario

24 de julio 2002

 

Llega el otro grupo de botanicos de La Paz para relevarnos en el trabajo

 

 

De vuelta a La Paz

25 de julio 2002

 

Después de despedir a los compañeros retornamos a La Paz

 

 

 

DIARIO DEL PROYECTO MADIDI

“VIAJE CHIRIUNO”

 

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Una nueva salida

19 de junio 2002

 

Quedamos en esperar la vagoneta alquilada del Instituto de Ecología y al chofer Ernesto en un lugar céntrico de la ciudad a las 8:00 a.m. Narel nos encontró allí para darnos las baterías cargadas de las cámaras digitales. Honorio, Marcelino, Nieves y su hija Verónica llegaron un poquito tarde pero más bien, el día anterior ya habíamos acomodado los materiales y equipos en la vagoneta, por lo que este día sólo restaba acomodar nuestros equipajes personales y logramos salir como a las 8:30.

 

Nuestro equipo esta vez estaba conformado por los botánicos Alfredo Fuentes, Alejandro Araujo y Francisco Bascopé, además de los guías Honorio Pariamo, Marcelino Villanueva, más conocido como “Chino”, Ernesto el chofer y la cocinera Nieves Lucía.

 

Llegamos a las 10:00 a Achacachi, donde aprovechamos para almorzar, ya que de aquí en adelante, según el chofer, sería difícil encontrar un lugar dónde comer. Más tarde paramos en Carabuco a cargar combustible, casi el último sitio para esto. Mucho antes de Charazani, en plena Puna, tuvimos que detenernos porque había camionadas de cascote en el camino ya que lo estaban refaccionando. Esperamos como una hora hasta que llegaron las maquinarias para despejar la ruta. Hacía mucho frío, y nos sorprendió ver peces, a esa altitud (aprox. 4000 m) y con ese frío, en unos pequeños bofedales a un lado del camino. Después del incidente, seguimos hasta Charazani, donde llegamos a la 15:00. Allí indagamos sobre el estado del camino y sobre si podríamos encontrar más adelante un lugar para pasar la noche; nos dijeron que en “La Calzada”, como a tres horas más de Charazani, entonces decidimos continuar.

 

El paisaje en los alrededores de Charazani era bastante degradado, prácticamente sin árboles: sólo habían pajonales en laderas bastante escarpadas. Al bajar dejamos atrás la puna y entrábamos en los yungas, el paisaje empezaba a cambiar, el ambiente se volvía más húmedo, habían arroyos de aguas cristalinas y bosques húmedos con bastantes epífitas. Más adelante nos sorprendimos al ver bosques secos con cactáceas arbóreas en medio de yungas.

 

Finalmente llegamos a La Calzada a las 17:00, antes pasamos por un caserío donde tenían una antena parabólica de telecomunicaciones. Preguntamos si podíamos llamar a La Paz, pero nos dijeron que la batería todavía estaba cargando del panel solar. Este sitio se llamaba Quita Calzón, porque según los comunarios, antes de llegar se cruza una quebrada de aguas torrentosas, que por la fuerza del agua podría hasta quitar la ropa a la gente que lo cruce. La Calzada quedaba como a un kilómetro más adelante, era otro caserío al lado de la carretera, donde se puede comer, comprar combustible y dormir, un poco incómodos quizás pero sin otra mejor alternativa cerca.

 

De aquí en adelante comienza la parte fea del camino, porque llueve mucho y el terreno es muy inestable por, así que siempre hay movilidades que pasan la noche aquí.

 

 

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Continuando viaje hacia Apolo

20 de junio 2002

 

Salimos como a las 8:00, las otras movilidades habían salido antes, así que nos apresuramos un poco en alcanzarlos para así tener a quien recurrir en caso de quedarnos plantados. El camino empezaba a ponerse feo, habían unos huellones profundos, mucho barro y deslizamientos justo al lado de la carretera, que en partes es estrecha y bordea precipicios.

 

En contraste, el paisaje es hermoso, con grandes extensiones de bosques montanos, helechos arbóreos y bastantes epífitas. Pasamos con cierta dificultad algunos sectores, y paramos un rato a revisar la movilidad: los amortiguadores de un lado estaban rotos y la parrilla también se había roto por el excesivo peso y los barquinazos; aprovechamos para cargar gasolina de los bidones que traíamos. En esto nos alcanzaron otras vagonetas de transporte público y seguimos con ellos en caravana, en una de estas tuvimos que jalar a una de la vagonetas porque se quedó atascada en el barro. Como a las 11:00 ya empezaron a aparecer las sabanas antropogénicas de Apolo. Llegamos al pueblo a las 13:00, y fuimos a buscar algo que comer, nos costó un poco, porque llegamos tarde y en Apolo fuera de la hora de las comidas es difícil encontrar algo, afortunadamente nos prepararon algo de comer en el hotel Bicentenario. En estas vueltas nos encontró Radamir Sevillanos, un guardaparque con el que nos pusimos al tanto de la situación.

 

Nos instalamos en el alojamiento 8 de Diciembre que se encuentra en la plaza donde pasaríamos la noche. Más tarde visitamos la oficina del Parque Madidi, donde nos recibió Ciprián Ramos, técnico de enlace, algo similar a un extensionista y Radamir, quienes gentilmente nos colaboraron en hacer los contactos con la gente del lugar. Ciprián nos recomendó que nos presentáramos a las autoridades municipales, a quienes explicamos el proyecto y sus alcances.

 

Por la tarde, hicimos algunas compras, en esto había llegado ya la gente con los caballos desde Nogal, un poblado por el camino a Asariamas, con quienes habíamos acordado previamente. En la noche nos reunimos con ellos y hablamos sobre los detalles de la expedición como el precio del alquiler de los caballos, los días que íbamos a estar y la necesidad de contar con dos de ellos como guías de campo. Quedamos en vernos al día siguiente en Machúa, un pueblo como a 15 km el este de Apolo; allí nos esperarían con los caballos temprano a las 7:00.

 

El plan general era ir por el camino a San José de Uchupiamonas (un camino antiguamente bastante usado para el transporte de la coca pero que en la actualidad se usa muy poco), dejar las sabanas antropogénicas y adentrarnos en el área donde empiezan los bosques montanos yungueños, sin llegar al poblado de Mamacona. Otro grupo entraría después por este mismo camino y continuaría las evaluaciones mas adelante bajando en el gradiente altitudinal y así sucesivamente hasta llegar a San José en las tierras bajas amazónicas. De esta manera evaluaríamos los bosques en un transecto altitudinal desde los 2500 hasta los 600 msm.

 

 

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Aprendemos a “chipar”

21 de junio 2002

 

Cargamos temprano las cosas en la vagoneta para que Alfredo, Honorio y Nieves vayan al punto de encuentro, donde se encontraban cuatro personas con los animales. Empezaron a pesar, contrapesar y “chipar” la carga para que lleven los animales (chipar consiste en amarrar la carga con una especie de malla hecha de tiras de cuero, a las que llaman chipa); Alfredo y Ernesto volvieron a Apolo a desayunar y a traer al resto de la gente.

De vuelta, nos encontramos con que los animales no eran suficientes para la carga que teníamos, así que estuvimos buscando animales en los ranchos de los alrededores. Un señor nos dijo que tenía algunos y que iba a traerlos, pero recién apareció como a las tres de la tarde; vivía al otro lado de la serranía.

 

 

 

 

Apresuradamente preparamos el resto del equipaje en Machúa y finalmente salimos, en una larga caravana de 12 personas y 9 caballos, prácticamente todos llevábamos algo en la mano aparte de nuestras mochilas, habían cosas que no se podían cargar a los animales, como las ollas, los tubos para las tijeras telescópicas o “pico de loro”, la batería, el panel solar y la radio. Subimos la primera cuesta, y bajamos a una quebrada llamada Machariapo. Radamir y su esposa nos acompañaron hasta este lugar y luego retornaron. Ya eran las 6 de la tarde así que decidimos acampar cerca de la quebrada, armamos algunas tiendas de campaña y cocinamos algo sencillo.

 

 

 

 

 

 

 

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Problemas con la carga

22 de junio 2002

 

Nos levantamos y recogimos el campamento, pasamos el arroyo, los animales y la carga salieron retrasados porque había que volver a chipar y cargar a los animales. Ya empezando a caminar había problemas con la carga de los animales, se aflojaba y caía, sobre todo en las cuestas. La vegetación era una gran sabana antropogénica, con pequeñas islas de bosque en las quebradas; andamos un buen rato en un sitio plano hasta que llegamos a un rancho llamado Machariapo, donde nos detuvimos a descansar y comprar naranjas que tenían en cantidad. Seguimos y de cuando en cuando había que ajustar la carga de los animales. Un poco más adelante del rancho empezaron ya las subidas y bajadas penosas, sobre todo para los animales que iban algo sobrecargados. Comimos en una de estas bajadas, al lado de un arroyo. Nuevamente tuvimos que ajustar la carga antes de subir a uno de los sectores más empinados llamado Las Torres. Poco después llegamos a Turnia, un pequeño poblado con casas dispersas. Acampamos en el patio de la casa de una anciana, que tenía chanchos, gallinas y hasta una escuálida perrita que comía maíz junto con el resto de los animales; armamos las tiendas de campaña. Hacía bastante frío en la noche y estábamos molidos del cansancio.

 

 

 

 

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Otro día más de caminata

23 de junio 2002

 

Otro día de caminata, seguimos cada vez más dispersos porque los caballos iban lentos por su carga, y había que arrearlos lanzándoles toda una variada gama de insultos. Al mediodía paramos a comer en una quebrada, el grupo que iba adelante tuvo la suerte de ver a lo lejos a un “jucumari” u oso andino (Tremarctos ornatus).

 

Seguimos subiendo y bajando, hasta que por fin desde la cima de un cerro llamado Cutu Sacha (2200 m) se podían divisar grandes extensiones de bosques continuos después de tanta sabana. Poco a poco nos adentramos en el bosque, aunque sobre el camino y de trecho en trecho se veían manchas de vegetación secundaria, producidas por fuegos provocados por los lugareños para evitar que el camino se cierre y formar pastizales para su ganado.

 

El paisaje empezó a cambiar drásticamente, había neblina muy densa y el camino en buena parte estaba encharcado. El terreno era todo montañoso y había pocos sitios favorables para acampar. Empezaba a oscurecer cuando paramos en un pequeño descampado; el grupo que iba con los animales se quedó atrás porque no podían avanzar en la noche. Era muy peligroso, había partes muy irregulares justo al borde de precipicios, con troncos cubiertos por fango. Precisamente en uno de esos lugares, dos caballos resbalaron cuesta abajo con su carga, en una caída aparatosa; afortunadamente no se hicieron mucho daño.

 

Esta noche era San Juan, la noche más fría del año, fecha tradicionalmente festejada al calor de una fogata.

 

 

 

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Por fin llegamos y armamos el campamento

24 de junio 2002

 

Nos levantamos un poco tarde por el cansancio, ya no faltaba mucho para llegar donde íbamos a instalar el campamento.  Recogimos las tiendas de campaña y empezamos a bajar hasta llegar a un sitio plano bastante bonito, al lado de un arroyo, su nombre era “Jatun Chiriuno”, palabras quechuas que significan algo así como “arroyo grande de agua fría”. El altímetro marcaba 1850 msm.

 

Armamos el campamento: instalamos el panel solar, la antena, la radio, la cocina, la letrina, las carpas y mesas de trabajo, luego probamos la radio que funcionaba muy bien. Durante la noche arreglamos cuentas del alquiler de los animales y varios de nosotros nos sacamos nigüas que seguramente  recogimos la noche que pasamos en Turnia.

 

 

 

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Empezamos a trabajar en el transecto Chiriuno

25 de junio 2002

 

En la mañana, retornaron a Apolo dos de las personas que nos acompañaron desde Machúa llevando los caballos, y se quedaron con nosotros como guías de campo Remberto y Pepe, el primero de Nogal y el segundo de Asariamas. Al final el grupo quedó constituido por ocho personas, quienes a excepción de Alejandro, Francisco y Marcelino, hablaban o al menos entendían quechua además del español.

 

Empezamos a trabajar cerca del campamento, donde había un bosque de fondo de valle bastante interesante. Hicimos una parcelita o transecto de evaluación de árboles y arbustos (transecto Chiriuno), y empezamos a familiarizarnos con los nombres comunes y los árboles de la zona. Había muchos helechos arbóreos llamados localmente “yana macho” (Cyathea spp y Alsophila sp), un pino de monte (Podocarpus cf. oleifolius), bastantes lauráceas, melastomatáceas, rubiáceas, un arbolito frecuente llamado castillo chillca (Hedyosmum racemosum), además de bromelias, orquídeas y helechos epífitos.

 

Comenzamos la rutina de trabajo, después de evaluar los transectos, prensamos el material coleccionado durante la tarde y parte de la noche, al día siguiente en la mañana alcoholizamos el material.

 

 

 

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Visitas inesperadas

26 de junio 2002

 

En la mañana nos sorprendió la visita de dos niños que venían de Apolo con rumbo a Mamacona, salían de vacaciones de la escuela e iban cargados con algunos comestibles.

Salimos a terminar el transecto del día anterior, y luego subimos a buscar un buen sitio para empezar otro. Seguimos el camino hacia Mamacona hasta llegar a una zona con vegetación secundaria. Inspeccionamos un poco la flora de este sitio, dominada por melastomatáceas, ericáces, el helecho Pteridium aracnoideum y Chusquea sp, el lugar había sido recientemente quemado. Más adelante todo se veía similar por lo que retornamos e hicimos otro transecto en un bosque de ladera, al que llamamos “Fragmento”. Era muy similar al anterior, salvo que habían especies de vegetación secundaria y abundante “curcura” (Chusquea sp) en el sotobosque.

 

Volvimos al campamento sin haber terminado este transecto.

 

 

 

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Seleccionamos área para la Parcela Permanente (PPM)

27 de junio 2002

 

Saliendo del campamento vimos algunos individuos del tunqui o gallito de roca (Rupícola peruviana) en el bosque. Subimos a terminar el transecto del día anterior, tomamos muestras de suelo (la capa de materia orgánica o mantillo tenía 30 cm de profundidad) y volvimos al campamento a almorzar.

 

En la tarde volvimos por el camino hasta donde acampamos cuando veníamos, y de aquí hicimos una pica hacia abajo donde se veían buenas muestras de monte primario, en pendientes no tan escarpadas como en la mayor parte del terreno, posible sitio para la Parcela Permanente. En algunas partes la pendiente era muy pronunciada y el suelo parecía de esponja por la materia orgánica acumulada. Llegamos hasta el arroyo del fondo de valle y volvimos haciendo colecciones generales.

 

 

 

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Seguimos con los transectos

28 de junio 2002

 

Volvimos al mismo sitio que el día anterior e hicimos un transecto en una ladera, próxima al arroyo (transecto Perfil Piñalito), el bosque era similar al de los anteriores transectos. Una vez terminado, continuamos haciendo una pica hacia arriba, donde la vegetación empezaba a cambiar: el bosque se hacia más bajo, desaparecían los helechos arbóreos y empezaron a dominar otras especies. Retornamos y de nuevo a bajar y subir por cuestas empinadas, algo duro para la mayor parte de la gente del grupo, pues éramos “hombres del llano”.

 

 

 

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Un bosque diferente

29 de junio 2002

 

Retornamos a la pica del día anterior e hicimos un transecto en la parte media de la ladera del cerro (transecto Curcural), con un tipo diferente de bosque o arbustal bajo, dominada por un arbolito al que los guías llamaban “ichu caspi” o palo de pajonal en español (Alchornea triplinervia var. boliviana), Chusquea sp. y una ericácea, que hacían dificultoso el tránsito. En el sotobosque era notoria la presencia de una bromeliácea de flores bastante vistosas.

 

 

 

 

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Iniciamos la instalación de la PPM

30 de junio 2002

 

Volvimos por el camino ya recorrido y antes de bajar por la pica que hicimos, efectuamos una inspección visual del terreno para ver donde había un sitio adecuado para instalar la PPM. Bajamos y llegamos al sitio que desde lejos nos pareció bueno para la parcela, pero ya estando allí, el sotobosque estaba lleno de curcura (Chusquea sp), que suele ser indicadora de disturbios. Pasamos a la ladera del frente y empezamos otra pica subiendo; el panorama era el mismo, sólo que la pendiente era menos pronunciada. Finalmente decidimos instalar la parcela allí. Seguimos con la pica guía, mientras otro grupo empezaba a cuadrar las subparcelas de 20 x 20 m. Más tarde, como a las 15, cayó algo de lluvia, paramos hasta que calmó y seguimos instalando la parcela, marcando los vértices con jalones amarrados con cinta de color en la punta y tubos de plástico pintados.

 

Volviendo al campamento vimos que el cerro de enfrente estaba cubierto por un curioso capuchón de nubes. Ya en el campamento y después de algunos días decidimos bañarnos, el agua estaba exquisitamente helada.

 

 

 

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Comienza evaluación de la PPM

1° de julio 2002

 

Hoy es lunes y empieza una nueva semana aunque en el campo no se nota la diferencia entre los días y se pierde en cierta manera la noción del tiempo. De vuelta a la PPM empezamos a tomar los datos de la primera subparcela, nos tomó un buen rato acabarla. En principio el avance es lento porque hay que coleccionar testigos de cada especie y aprender a reconocerlas y diferenciarlas unas de otras. Terminar esta PPM nos tomará por lo menos unos 8 días.

 

Durante todo el día se escucharon truenos, daba la impresión de que se venía un buen chaparrón, por suerte no llovió.

 

Al volver a nuestro campamento, nos detuvimos en la última bajada, donde hay una especie de repisa con un arbolito llamado “pascua” (Tibouchina sp), desde allí se tiene una vista muy linda de los alrededores, es un sitio ideal para descansar y meditar.

 

 

 

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Continua trabajo en la PPM

2 de julio 2002

 

Hoy salimos muy temprano con rumbo a la PPM, llegar al sitio nos tomaba como 45 minutos a buen paso. Trabajamos hasta las 17:00 horas, avanzamos muy bien. Fue un día despejado muy bueno.

 

Por la noche, Pepe se comunicó con su padre a través de la radio para que él se comunique con La Paz y así tengamos contacto con los compañeros del proyecto.

 

 

 

 

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Conocemos gente de Mamacona

3 de julio 2002

 

Camino hacia la parcela, por la mañana, nos encontramos en el camino con gente que iba a Mamacona, les encargamos que nos trajeran yuca y plátano, nos dijeron que volverían en 1 ó 2 días.

 

Hicimos el levantamiento de 4 subparcelas. Honorio y Pepe empezaron otra pica hacia un cerro cubierto de bosque, próximo al que estábamos, que según los mapas era el más alto del sector, o que al menos pasaba de los 2000 m de altitud.

 

 

 

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Día de lluvia

4 de julio 2002

 

Amaneció lloviendo y esperamos a que escampe y escurra un poco la lluvia de las plantas; mientras tanto Honorio, Marcelino y Remberto se pusieron a hacer otra letrina, ya que la anterior no estaba muy profunda. En esto se fue prácticamente la mañana, así que optamos por hacer colecciones generales en los alrededores, pero volvió a llover.

 

Marcelino y Francisco se encontraron con una víbora muy venenosa, era una “yoperojobobo” (Bothrops sp) que estaba entre las piedras en el arroyo.

 

La llovizna persistió toda la noche.

 

 

 

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Trabajando mojados

5 de julio 2002

 

Todo estaba mojado y encharcado, volvió a llover en la mañana poco después de haber salido del campamento, así con esta llovizna fina y persistente transcurrimos prácticamente todo el día. Llegamos mojados a la PPM, nos hacía frío y no había manera de calentarse. Honorio y Pepe siguieron a continuar la pica del cerro, el resto sólo pudimos hacer 3 subparcelas y volvimos al campamento, todavía bajo una persistente llovizna. Al llegar la mayoría nos bañamos en el arroyo, esta vez el agua estaba más fría que nunca.

 

Nos encontramos con 3 visitantes que pasaban por nuestro campamento, los cuales no pudieron darnos clara razón de donde venían ni a donde iban, pasaron la noche al lado nuestro.

 

 

 

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Gente que va y viene

6 de julio 2002

 

Honorio y Pepe se quedaron en el campamento por precaución, junto con Nieves, ya que los visitantes llegados el día anterior tampoco se marchaban, decían que iban a San José pero no parecían tener ningún apuro, recién se marcharon después del mediodía. El resto nos fuimos a la PPM, llegamos nuevamente mojados por la transpiración y la humedad que había sobre las plantas que rozábamos.

 

El trabajo en la PPM se dificultaba por la pendiente del terreno y la densidad del sotobosque, lo que también nos impedía una buena visibilidad de las copas de los árboles para poder identificarlos. Aparte de estos inconvenientes, se presentaban prácticamente todos los tipos de dificultades posibles en la toma de datos y colección de especimenes botánicos, además del frío, por lo mojados que estábamos. En la tarde mejoró la situación porque dejó de llover e hizo algo de viento; finalmente terminamos 5 subparcelas.

 

De vuelta encontramos a una señora con su nieto descansando al lado del camino; al parecer iban pasar la noche allí prácticamente a la intemperie, para continuar al día siguiente hacia Apolo. No dejó de sorprendernos el tránsito de gente por estos alejados parajes.

 

En la noche hablamos por radio con los compañeros de La Paz. Pepe tenía una especie de sarpullidos en el hombro que empeoraban al pasar los días; decidimos que saldría a Apolo a hacerse ver con un médico.

 

 

 

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Pepe sale a Apolo

7 de julio 2002

En la mañana arreglamos con Pepe los pormenores de su salida, y le dimos una lista de cosas para que compre en Apolo. Salimos a la parcela y decidimos que cada día se quedaría una persona a acompañar a doña Nieves en el campamento, además de servir como día de descanso.

 

El día empezó con bruma por la niebla. Evaluamos algunas subparcelas de la PPM y demarcamos el área de un transecto al lado de ésta (transecto PPM Sur). Volvimos con la misma bruma con la cual habíamos salido; era tan espesa que a 40 m ya no se podía ver nada. Durante la mañana una pareja de Mamacona había llevado al campamento una arroba de yuca y un racimo de plátano.

 

 

 

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Vuelve a llover

8 de julio 2002

 

Salimos de nuevo a la parcela, el tiempo estaba inestable, con mucha niebla y una fina y persistente llovizna. Terminamos el transecto al lado de la parcela permanente (transecto PPM Sur) e hicimos otra subparcela de la PPM, era la número 21 y sólo nos faltaban cuatro.

 

 

 

 

 

 

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Terminamos la PPM

9 de julio 2002

 

El tiempo mejoró, aunque seguía nublado, las plantas ya no estaban húmedas, así que después de varios días llegamos a la PPM con la ropa seca. En el camino, Honorio se lastimó el ojo con una rama, así que retornó al campamento. Terminamos el resto de las subparcelas de la PPM. Nos tomó 10 días acabarla, ¡sí que fue difícil!. Todavía nos dio tiempo para demarcar un transecto al lado de la PPM (transecto PPM Norte). En el campamento Honorio tenía todavía alguna molestia en el ojo, pero no era nada serio.

 

 

 

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Visitamos Mamacona

10 Julio 2002

 

Amaneció con una llovizna fina y esperamos un poco a que escampe para salir a Mamacona, primero para inspeccionar el terreno para el siguiente grupo y segundo para comprar un chancho, pues se nos había acabado el charque y las latas de carne. En el camino volvió a llover pero seguimos, llegando primero a un valle plano relativamente extenso comparado al resto de la zona, y luego a un arroyo. Este sector se llama Patiapo. El camino continúa por bordes de precipicios en un sector llamado Tornillo, más adelante se pasa por otro tramo del arroyo, se llega a una cueva en las rocas y luego a otro llano, bastante bonito con individuos enormes del pino blanco (Prumnopytis cf. harmsiana) de hasta 35 m de alto y bastante palma a la que llaman “tola” (Dyctiocaryum lamarckianum). Debido a la lluvia toda esta planicie estaba encharcada. Al fin llegamos a Mamacona, después de tres horas de caminar.

 

Mamacona es un pequeño rancherío en el que viven apenas tres familias de hermanos, en medio de la nada. Hay muchos barbechos en los alrededores; cultivan yuca plátano, maíz, maní, algunos cítricos y tienen animales domésticos. Hablamos un poco con ellos y les compramos el chancho, algo de maní y plátanos; y volvimos al campamento de Chiriuno coleccionando plantas. Remberto y Honorio traían arreando al chancho, a todos nos sorprendió lo rápido que caminaba el marrano; después de algunos kilómetros, pasado el primer arroyo, inexplicablemente se murió, dejando a todos perplejos: sólo atinamos a destornillarnos de risa. Honorio y Remberto lo amarraron a un palo y lo cargaron con dificultad hasta el campamento.

 

En el campamento había vuelto Pepe de Apolo ya con su afección curada. Durante la noche analizamos los antecedentes del fallecimiento del chancho y no parecía haber nada anormal. Llegamos a la conclusión de que murió de un infarto, así que procedimos a destazarlo, pelarlo y carnearlo, examinándolo con cuidado para ver si tenía algo anormal.

 

 

 

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Al fin un día despejado

11 de julio 2002

 

Amaneció con un día espléndido, radiante de sol, y todo el día estuvo así. Hicimos un transecto al lado de la parcela (transecto PPM Norte). La gente de Mamacona salió hacia Apolo llevando copal (resina de Dacryodes sp.) en sus bueyes; les dimos dinero para que nos compraran algunas cosas. En la noche cenamos chancho, aunque con cierto miedo de que tuviera algo por su misterioso deceso.

 

 

 

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Cambiamos de rumbo

12 de julio 2002

 

Fuimos por la pica que hicieron hacia el cerro y paramos en un sitio plano al lado del arroyo para hacer un transecto (llamado plano pie de cerro). Marcelino y Pepe continuaron con la pica: todavía faltaba bastante para llegar a la cima del cerro. Encontramos varias especies que no teníamos de los transectos ni parcelas anteriores. Había numerosos helechos arbóreos y una especie de bambú llamado localmente “flauta chuqui”, del que nos dijeron hacen instrumentos de viento (sicus, flautas, zampoñas). También había bastantes flebótomos con el cuerpo negro. Hicimos tres cuartos de la transecta y retornamos, junto con Pepe y Marcelino que llegaron en ese momento. La gente de Mamacona había llevado otra carga de yuca y plátano al campamento.

 

 

 

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Otra vez en bosque bajo de ladera

13 de julio 2002

 

Volvimos para terminar el transecto del día anterior, mientras Marcelino y Pepe continuaron con la pica. Terminado el transecto continuamos por la pica que discurría en buena parte por el arroyo, hasta que llegamos al pie de cerro donde en partes prácticamente escalamos por una ladera empinada, cuando la pendiente disminuyó nos detuvimos y demarcamos el área de un nuevo transecto (Cerro 1), con bosque bajo similar al del transecto Curcural.

 

Durante el regreso nos alcanzaron Pepe y Marcelino, con la novedad que el monte se hacía más bajo, denso y difícilmente transitable. Saliendo al camino hacia Chiriuno, al inicio de la pica, el paisaje era precioso, se veían cielos diáfanos, con caprichosas figuras de nubes y niebla.

 

 

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Cerca de la cima

14 de julio 2002

 

Salimos de nuevo a continuar otro transecto el cual terminamos sin mayor novedad. Remberto y Honorio fueron a terminar la pica. No pudieron llegar a la cima, pero estaban cerca, como a 400 m de distancia; decían que la vegetación era cada vez más densa.

 

 

 

 

 

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Se llega a la cima

15 de julio 2002

 

Avanzamos como 700 m arriba del transecto anterior e hicimos otro (Cerro 2) en una zona de transición entre el bosque de ladera y un bosquete bajo de filos de cerro. Alfredo continuó con Remberto y Honorio por la pica para inspeccionar; efectivamente arriba era más denso y el bosque era más bajo, con bastante Clusia sp y Chusquea sp. Remberto y Honorio llegaron finalmente con la pica hasta la cima del cerro

 

 

 

 

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Evaluamos vegetación de la cima

16 de julio 2002

 

Terminamos el transecto que habíamos dejado inconcluso el día anterior y luego subimos hasta los 2300 m de altitud, donde efectuamos otro transecto (Cima Chaparral) en un bosquecillo bajo, dominado por Clusia sp y Theaceae. En sectores había claros con vegetación herbácea y líquenes fruticulosos del género Cladonia, probablemente por encharcamiento de los suelos, ¿o por efecto de rayos? Esta fisionomia posiblemente se deba a la poca profundidad de los suelos. Desde esta altitud se dominaban los alrededores, Honorio y Pepe hasta pudieron ver nevados hacia el oeste en un día despejado.

 

Desde algunas horas atrás se divisaban nubarrones a lo lejos y cerca de las 14:00 empezó a llover, por lo que regresamos sin haber terminado el transecto, mientras efectuábamos colecciones generales. De vuelta en el campamento nos enteramos que había llovido más allí que en el cerro donde nos encontrábamos: todo estaba encharcado.

 

 

 

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Trabajamos cerca del campamento

17 de julio 2002

 

Este día optamos por realizar un transecto en un sitio plano al lado del arroyo cerca del campamento (transecto Arroyo Campamento), a modo de esperar que el camino hacia el cerro seque. Como a las once pasó uno de los comunarios de Mamacona volviendo de Apolo con sus bueyes; acordamos con él para que nos saque con las cosas, volvería el 21 con sus bueyes. Su hermano, al que le encargamos nos compre algunos víveres, se quedó en Turnia y dijo que venía al día siguiente.

 

Al mediodía volvió a llover fuerte, así estuvo hasta las 16, de modo que no pudimos terminar este día el transecto que empezamos.

 

 

 

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Ultimo día de caminata al cerro

18 de julio 2002

 

Salimos nuevamente a la cima del cerro Piñalito a terminar el transecto Cima Chaparral. Todo estaba todavía húmedo por la lluvia del día anterior, y llegamos mojados a destino, para variar. Todo el día estuvo nublado, demarcamos otros 50 x 10 m de transecta y almorzamos al final en un claro. Terminado el transecto, Francisco y Marcelino bajaron primero a tomar muestras de suelo del transecto Cerro 2 y después bajarían a medir con un clinómetro las pendientes de las subparcelas de la PPM. Volviendo, Francisco tuvo una caída fea sobre las piedras del arroyo, en la que se lastimó la muñeca, rodilla y costillas del lado izquierdo.

 

Por su parte, Alejandro y Remberto se quedaron a tomar muestras de suelo de este último transecto, y luego bajaron coleccionando algunas muestras de árboles con flor o fruto que teníamos marcados sobre la senda. En tanto, Alfredo y Pepe siguieron por la pica hasta la cima del cerro, arriba el GPS marcó 2496 msnm; lastimosamente la densidad de la vegetación y la niebla no permitieron observar prácticamente nada desde arriba. Volvieron haciendo colecciones generales y llegaron al campamento sin novedad. Fue un gran alivio haberse librado finalmente de hacer constantemente esta agotadora ruta de subidas y bajadas.

 

En el campamento habían llegado Clemente (uno de los hermanos que vivía en Mamacona) y tres hombres más desde Turnia con la intención de ganarse algún dinero cargando nuestras cosas para salir a Apolo, pero les dijimos que todavía no salíamos hasta el 21. Trajeron los víveres que les encargamos y les pagamos por el favor. Hablamos sobre lo de salir con sus bueyes el 21 hasta Apolo, pero se mostraron reticentes porque el 24 era la fiesta de Mamacona y todos los habitantes de los poblados de los alrededores, incluidos los de Turnia irían. Estuvimos un buen rato dialogando sobre las posibilidades, hasta que finalmente quedamos en que el 21 vendría él desde Turnia con tres bueyes y su hermano desde Mamacona con otros tres y nos sacarían hasta Turnia. Allí nos esperarían los hombres que vinieron con ellos y algunos animales de carga para sacarnos hasta Machúa, ya cerca de Apolo. Una vez arreglados los detalles, todos nos fuimos a dormir.

 

Esta noche hablamos por radio con Diego y Narel, les pasamos la lista de materiales que teníamos en el campamento y los que tendría que traer el siguiente grupo que continuaría los inventarios por esta zona siguiendo el camino a Mamacona.

 

 

 

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Día de trabajo liviano

19 de julio 2002

 

En la mañana salió Clemente a Mamacona para avisarle a su hermano Isidro sobre lo que habíamos acordado, sus acompañantes retornaron a Turnia con el compromiso de esperarnos el día 23. Nosotros fuimos a terminar el transecto que dejamos a medias unos días antes (Arroyo Campamento). Una vez terminado el transecto, nos pusimos a hacer colecciones generales en los alrededores, pero al mediodía empezó una llovizna y dejamos de coleccionar. El resto de la tarde después de prensar fue prácticamente de ocio. Nos pusimos a hablar por la radio y de casualidad contactamos a unos colegas de Santa Cruz que iban al parque Noel Kempff. Mientras tanto otros practicaban con la flauta de bambú que había fabricado Honorio. Mas tarde quisimos hablar con Narel por radio, ella salió en frecuencia pero no nos escuchaba, algo pasaba con nuestro equipo de radio, después de intentar un buen rato Narel se retiró, justo cuando reparamos la avería.

 

 

 

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Ultimo día de trabajo

20 de julio 2002

 

Salimos en la mañana rumbo al arroyo Patiapo, como a 3 km por el camino a Mamacona. Apenas saliendo del campamento volvimos a ver a un grupo de gallitos de roca en el bosque. Hacía un espléndido día de sol, como pocos. En el camino nos pusimos a contemplar los maravillosos paisajes montañosos de los alrededores. Bajamos hasta el valle del arroyo Patiapo y empezamos el último transecto de la campaña (Plano Patiapo). Éste era el sitio a menor altitud al que bajamos (1750 m) y la fisonomía del bosque era distinta: el dosel era más alto, el sotobosque ralo con bastantes palmeras bajas y en general las especies dominantes eran otras. En esto llegó Clemente desde Mamacona y nos dijo que todo estaba bien, que saldría como habíamos acordado; luego continuó rumbo a Chiriuno con una carga de plátano y yuca, para seguir rumbo a Turnia. Ya se nos había acabado la carne y sólo nos quedaban arroz y frejoles para comer. Nos enteramos que en Mamacona habían ido a cazar para la fiesta. En la noche esperamos en frecuencia pero no salió nadie.

 

 

 

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Preparativos para salir a Apolo

21 de julio 2002

 

Otro hermoso día de sol, nos levantamos algo tarde, Alfredo hizo todavía algunas colecciones en los alrededores. En la tarde acomodamos las cosas para el viaje de retorno. Subimos al mirador para sacarnos fotos, mientras bandadas de palomas silvestres iban y venían de un lado a otro. Aquí esperamos a los “arrieros” pero no llegaban ni por uno ni por otro lado, luego volvimos al campamento. Recién a las 17 llegó Clemente desde Turnia con su cuñado y 4 bueyes; les entregamos la carga que iban a llevar. Isidro no llegó, supuestamente llegaría temprano en la mañana del día siguiente.

 

 

 

 

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Saliendo a Turnia

22 de julio 2002

 

Efectivamente llegó Isidro temprano en la mañana, junto con su hija y tres bueyes; se había quedado a pasar la noche cerca, en un sitio con pastos para sus animales. Una vez acomodadas las cosas sobre los bueyes, nos despedimos de Honorio, Marcelino y Nieves quienes se quedarían en el campamento con las cosas; iban a acompañar al siguiente grupo hasta Mamacona. Lo único que quedaba para llevarnos de “tapeque” (merienda), eran “chipilos” (plátano verde frito y crocante); ellos también se quedaban con pocas provisiones. Nos comunicamos por radio con Sixto Tito un guardaparque que estaba en Apolo, le anunciamos nuestra salida, y nos dijo que el otro grupo ya había salido de La Paz. Isidro y su hija retornaron a Mamacona, y Clemente y su cuñado se encargaron del arreo de los animales.

 

Salimos como a las 9, ya se había nublado y empezaba a caer una fina lluvia. En la primera subida los bueyes se salieron del camino y se dispersaron. Un poco más adelante, mientras les ajustaban las cargas se percataron que faltaba uno, así que fueron a buscarlo mientras los otros bueyes continuaban; ya saliendo a las sabanas apareció Clemente con el buey perdido. Al mediodía vimos un oso andino a lo lejos cerca del cerro Cutu Sacha en plena sabana. Almorzamos junto a una isla de bosque y volvió a llover. Finalmente llegamos a Turnia, dejamos a Clemente, su cuñado y los animales algo atrás; ellos llegaron como una hora después.

En el camino tuvimos oportunidad de observar mejor la vegetación, se observaban palmas como Ceroxylon sp en las islas de bosque, además de algún nogal (Juglans cf. soratensis), y Erythrina falcata.

 

En Turnia volvimos a pernoctar en la misma casa que cuando entramos. Pero esta vez Juan, el propietario de la casa que vivía con su anciana madre, nos dejó dormir dentro de la casa. Durante la noche conversamos con el y nos mostró instrumentos musicales que el mismo fabrica, como flautas, quenas, sicus, zampoñas, con los que animaría la fiesta de Mamacona.

 

 

 

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De vuelta en Apolo

23 de julio 2002

 

Nos despertamos antes del amanecer, pero continuamos recostados porque hacía frío, luego recogimos nuestras cosas y esperamos a la gente que llevaría nuestra carga hasta  Machúa. Aparecieron de a poco y todavía no habían recogido los animales de los potreros. Finalmente había 3 hombres, una yegua, un caballo y un burrito; cargaron las cosas y nos pusimos a andar después de hacer cuentas con Clemente. Cuando llegamos a la hacienda Machariapo, donde descansamos y almorzamos, Alejandro que iba adelante no aparecía así que empezamos a preocuparnos. Llegó después de una hora, había bajado a conocer un poblado llamado 3 de mayo, pensando que luego nos alcanzaría porque los animales tardaban mucho. Una vez descansados continuamos la marcha, de aquí en adelante el terreno era más plano.

 

Antes de llegar a la quebrada Machariapo vimos a unas personas quemando y chaqueando, de cuando en cuando se escuchaban estallidos que parecían detonaciones de armas de fuego. Remberto nos explicó que eran producidos por las tacuaras (bambúes) al quemarse, la presión del agua que tienen en sus culmos producen los estallidos. Pasamos la quebrada, que tiene restos de bosques en sus orillas, y subimos a la última cuesta antes de bajar al valle de Apolo. Debido a una densidad de población relativamente mayor había muchas zonas de pastizales quemados. Al llegar a la bajada, nuevamente estábamos dispersos, y empezamos a llegar a  Machúa a cuentagotas; faltaba nuevamente Alejandro, quién había tomado un camino que lleva a otro poblado y hábilmente retomó el camino hacia  Machúa, llegando al oscurecer.

 

Hacía una luna llena impresionante, enmarcada por las serranías. En  Machúa llamamos por teléfono a una movilidad para que nos recoja y nos lleve a Apolo, donde llegamos como a las 8 de la noche, de nuevo a buscar algo de comer para después descansar en el mismo alojamiento.

 

Estábamos de vuelta después de 33 días en el campo.

 

 

 

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Llega el otro grupo expedicionario

24 de julio 2002

 

Aprovechamos el día para recabar alguna información adicional sobre la zona en la Alcaldía. Cerca al mediodía llegó el otro grupo de botánicos de La Paz, encabezado por Renate Seidel, además de Carla Maldonado, Héctor Cabrera, María Seidel y Valentín (el chofer). Los pusimos al tanto de nuestras experiencias y les ayudamos a hacer algunas compras. En la noche ya, se empezó a chipar su equipaje.

 

 

 

 

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De vuelta a La Paz

25 de julio 2002

 

Acompañamos en la mañana al grupo que se iba hasta  Machúa, allí esperamos mientras acomodaban la carga, demoraron porque había muchas cosas. Decidimos dejarlos al mediodía porque se nos iba a hacer tarde para volver a La Paz. Almorzamos en Apolo y emprendimos el viaje de vuelta; estaban arreglando el camino, así que parábamos de trecho en trecho, esperando que nos dejen pasar. Había toda clase de máquinas y camiones; por suerte no nos hacían esperar mucho y amablemente nos cedían el paso. Fueron 12 horas de viaje hasta la ciudad de La Paz.

 

 

 

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