DIARIO DEL PROYECTO MADIDI
Regresando de nuevo a las pampas, nuestra
segunda entrada hacia Apolo, esta vez cuidamos de no olvidarnos de ningún detalle.
Llegamos por la mañana y por la tarde,
después de hacer algunas compras, fuimos a buscar hormigas, para comerlas.
La caminata empezaba, esta vez la realizamos
en menos tiempo que en el anterior viaje.
Hicimos nuestro primer transecto en el
que nos dimos cuenta que avanzaríamos muy lento por falta de gente.
Los paisajes habían cambiado notablemente,
ahora teníamos fértiles muchas de las especies que antes las habíamos colectado estériles.
El día anterior sólo habíamos logrado
terminar sólo 40 m del transecto, así es que este día terminamos el trabajo pendiente
pero además hicimos una línea de intersección.
Debíamos trabajar en el camino, así es
que salimos antes que nuestros guías para poder acabar.
Después de una larga caminata bajando
los pastizales y entre tacuarales, después de más de una hora, por fin encontramos
un bosque para hacer un transecto.
Decidimos que era mejor si para cambiar
hacia el último campamento, no llevábamos muchas cosas, así es que dejamos a
Elisardo cuidando el campamento.
Por la mañana hicimos algunas líneas
de intersección entre lloviznas entrecortadas y por la tarde hicimos también
relevamientos en todo el camino de regreso al Piñalito.
Temprano recogimos las cosas y nos dispusimos
a caminar, nos esperaba un largo día ya que nuestra meta era el río Machariapo
Desde muy temprano la gente de todas
las comunidades de los alrededores de Apolo, caminaba hacia Apolo, ya que la fiesta
sería grande.
Una línea más y terminamos el trabajo,
luego hacia Apolo, donde la fiesta aún seguía
Temprano, después de pasear un poco por el
pueblo, salimos rumbo a La Paz
DIARIO DEL PROYECTO MADIDI
Salimos al medio día hacia el mismo lugar y con la misma gente que el viaje anterior, antes de salir, cuidamos de no olvidar nada para no tener problemas durante el viaje, almorzamos en Achacachi y después de un largo y cansador viaje, llegamos como a las 8:30 a Charazani donde pasamos la noche.
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Temprano salimos rumbo a Apolo,
donde llegamos poco más del medio día, almorzamos y por la tarde alistamos el
material junto con los guías Remberto y Jose, pero
nos dimos tiempo para ir a ver “cuquis”, que eran las
hembras de una colonia de hormigas que miden aproximadamente 5 cm y de las cuales se extrae el abdomen para comerlo ya sea
tostado o crudo. El lugar donde encontramos estas hormigas quedaba como a unos
10 minutos de Apolo y en los alrededores había mucha gente que las iba buscando
de hormiguero en hormiguero colectándolas en botes o bolsas grandes.
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A las 9:30 empezamos nuestra caminata, se
integró al grupo Elisardo, un joven de 18 años que Remberto llevó para que se
haga cargo de los caballos mientras trabajábamos. Después de 4 horas estábamos
en el naranjal, allí comimos algo y empezamos esa misma tarde nuestro trabajo.
Evaluamos los lugares del anterior viaje que se habían salvado del fuego por
muy poco, terminamos hasta las 18:30 volvimos a prensar y a instalar la
secadora, lamentablemente la mecha de la estufa estaba gastada y tuvimos que
cambiarla por un pedazo de tela que aunque al principio no funcionaba como
queríamos, al final, gracias a Remberto, no tuvo problemas.
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Un día pesado por que teníamos que hacer un transecto en la mañana y solo logramos acabar 30 metros por que el número de gente es reducido. Por la tarde hicimos dos líneas de intercepción y al final teníamos muchas plantas por prensar y entre hacerlo y sacar las plantas de la secadora y acomodar las nuevas, terminamos muy tarde y todos cansados nos fuimos a dormir.
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Teníamos que cambiar de campamento, esta vez
llegaríamos hasta 3 de Mayo, localidad donde también habíamos acampado en el
viaje anterior. Temprano alistamos el material y nos fuimos, en el camino,
durante el cual nos sorprendió cómo había cambiado la vegetación con respecto
al mes de Octubre,
paramos para realizar una línea de intercepción.
Los lugares que habían estado quemados, ahora estaban completamente verdes, don
una vegetación de hasta 50 cm. de alto y con muchas especies en flor.
Remberto y José se adelantaron para instalar el nuevo campamento pero se sorprendieron al ver que el lugar donde nos habíamos quedado en el anterior viaje, ahora estaba convertido en un gran chaco, todo estaba negro porque habían quemado el lugar recientemente y ya habían sembrado yuca en el lugar. El campamento se tuvo que armar de nuevo, esta vez a la derecha de la senda.
Mientras terminábamos la línea de intersección que nos faltaba, los guías nos dieron encuentro de nuevo para traernos nuestro almuerzo y ayudarnos con la transecta que realizamos durante esa tarde.
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Temprano nos levantamos y empezamos haciendo
otra línea de intercepción en la ladera que quedaba en frente de nuestro
campamento, cuando terminamos, fuimos a terminar el trabajo que nos había
quedado pendiente el día anterior ya que no habíamos terminado los 100 metros
del transecto y nos faltaban 60 m para hacerlo. Por la noche, después de un
baño reconfortante, continuamos con la rutina del prensado y secado que se
convertía ya en un trabajo un poco aburridor.
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Este día nuestro objetivo era llegar hasta el arroyo Wacataya que quedaba a 3 horas de donde estábamos, allí instalaríamos nuestro tercer campamento. Como en el camino teníamos que hacer el seguimiento de otra área quemada entonces salimos un poco antes que los guías Remberto y Jose para realizar la línea, pero mientras trabajábamos, ellos se adelantaron para ir armando el nuevo campamento.
Durante la caminata y después de haber terminado la primera línea de intersección del día, encontramos un lugar interesante para muestrear que había sido quemado en Septiembre, cuando hicimos nuestra primera campaña, así es que nos detuvimos a realizar otra línea para luego seguir una hora de caminata hasta nuestro campamento.
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Este día teníamos planeado realizar un transecto, entonces nos fuimos hacia una quebrada donde encontramos un bosque después de una larga caminata, bajamos grandes pendientes de pajonales hasta llegar a un tacuaral el que nos costó un poco atravesar, cruzamos dos arroyos y al final llegamos. Decidimos realizar primero 50 metros del transecto para luego almorzar y realizar los otros 50 metros por la tarde. Terminamos como a las cuatro de la tarde, así es que regresamos al campamento y decidimos hacer una línea más cerca al campamento, lamentablemente, en mitad del trabajo comenzó a llover y no pudimos terminarlo, así es que lo dejamos para el día siguiente.
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Como teníamos que cambiar de
campamento nos levantamos temprano y después de enchipar las cosas, que esta
vez eran pocas por que solo íbamos a estar una noche
en nuestro último campamento y además porque decidimos que Elisardo se quede
cuidando el resto de las cosas en Wacataya, así
iríamos más rápido y regresaríamos al día siguiente. Entre nuestro equipo solo
habían dos carpas, el material necesario para trabajar y la comida justa para
el tiempo que íbamos a quedarnos en Piñalito, nuestro último punto de muestreo.
En el camino realizamos una línea de intersección y luego hicimos otra en un arbustal con mucho Pteris como media hora antes de legar a nuestro destino. Como 15 minutos antes, Remberto y José, quienes se habían adelantado para ir armando las carpas, nos esperaban en un lugar apto que habían encontrado para hacer un transecto, ellos ya habían marcado la línea así es que llegamos, comimos algo, y empezamos a trabajar.
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Temprano fuimos a realizar una
línea en un arbustal donde observamos que había ganado entonces hicimos la otra
a unos metros más allá, luego realizamos una segunda línea que nos quedaba mas abajo, la lluvia estaba
empezando y ya cuando nos dispusimos a ir a la otra línea la lluvia se hizo mas
intensa, al grado que tuvimos que regresar hacia donde estaba el campamento y
meternos a las carpas hasta que pase la lluvia. Como a la media hora, es decir
casi al medio día, pasó, por lo que decidimos almorzar para seguir con el
trabajo luego. Durante el camino de regreso trabajamos haciendo algunos relevamientos.
Cuando llegamos a Wacataya Elisardo con sorprendió con la noticia de que la secadora había estado a punto de quemarse, el fuego, seguramente por el viento, se había elevado hasta llegar a las plantas quemando un pedazo de ellas, pero más bien, el incidente no pasó a mayores.
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Este día nos quedaba realizar la vuelta hacia
el río Machariapo, donde al inicio del viaje habíamos
observado lugares interesantes donde trabajar. Salimos a las 9:30, paramos al
medio día en Turnia para almorzar y
seguimos hasta el Naranjal, donde recogimos
las plantas, material y la comida que restaba para los tres días siguientes. Ya
dispuestos a partir, la señora Teresa Yarari,
encargada del lugar, nos obsequio una gallina que la llevamos para comerla al
día siguiente.
Llegamos a las 5 de la tarde a Machariapo, y como una noche antes había llovido torrencialmente, el río había subido tanto, que era muy difícil cruzarlo. Carla y Tatiana lo hicieron con ayuda de Remberto.
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Era la fiesta de Apolo al día siguiente, así que
toda la gente se disponía a ir hacia el pueblo para festejar, desde temprano
sentimos pasar a la gente por el
camino llevando algunos trajes, tambores y
mucha alegría.
Nosotros dejamos el campamento al cuidado de Elisardo y nos dispusimos a trabajar. Hicimos el último transecto, para esto tuvimos que volver a cruzar el río pero más bien el río ya había bajado algo. Logramos hacer 50 metros hasta el medio día almorzamos y luego continuamos haciendo 50 metros más arriba, terminamos a las 3 de la tarde y cuando volvíamos empezó a llover intensamente. La lluvia duró casi una hora, después decidimos bañarnos, pero la amenaza de lluvia persistía, entonces armamos una pequeña carpa, para poder prensar. Por la noche tuvimos un banquete ya que cenamos la gallina que nos habían obsequiado.
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Por la mañana, entre el último tramo de
nuestra caminata, y mientras los guías se adelantaron con los caballos hacia Machua, hicimos una línea de intersección más, mientras nos
caía una persistente llovizna y notábamos que la temperatura había descendido
mucho.
Terminado el trabajo y continuamos caminando, llegamos al medio día a Machúa donde nos esperaba Valentín con la movilidad, más bien los guías ya habían descargado todo de los caballos y acomodado en la movilidad, por lo que nos quedaba embarcarnos rumbo a Apolo.
La fiesta en Apolo aún seguía, todavía habían comparsas bailando alrededor de la plaza y a diferencia de cualquier otra época en la que hayamos estado, el pueblo estaba con mucha gente y habían muchos lugares para comer, así es que almorzamos allí y más tarde partimos ya rumbo a Charazani donde pasaríamos la noche.
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Nos levantamos temprano y paseamos
un poco por algunos lugares interesantes del pueblo, luego partimos rumbo a La
Paz. En El camino veíamos paisajes y gente muy interesante. Después de un largo
y cansador viaje llegamos al atardecer.
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