Un viaje más, regresamos hacia Apolo,
esta vez para estudiar la vegetación de las pampas.
Una vez en Apolo, nos contactamos con nuestros guías y con el guarda-parque y alistamos nuestro material.
Cuando
llegamos a nuestra primera parada “El Naranjal”, nos dimos cuenta que habíamos
olvidado la estufa para la secadora en la movilidad.
Fue la primera vez que, dentro del proyecto, trabajamos en pajonales y con un nuevo método, el de la línea de intersección.
Trabajamos en un transecto; era impresionante, casi todo estaba fértil, colectamos mucho.
Por la mañana, lo más temprano que se pudo, nos fuimos
hacia el arroyo Turnia, donde armamos nuestro segundo campamento.
Hicimos otro relevamiento y una línea de intersección, pero no pudimos hacer un transecto: el bosque era muy alto y sólo teníamos pico de loro.
Como no haríamos otro campamento en Turnia, decidimos avanzar hacia allí para trabajar y regresar por la tarde al campamento.
Aunque
no parezca, el cambio de campamento resultó muy complicado y perdimos casi un
día entero en el traslado.
Nos costó encontrar un buen lugar para muestrear, ya que el pastoreo por esa zona es muy intensivo.
Por la mañana nos llevó como una hora encontrar otro lugar para trabajar. Por la tarde a prensar bajo una espesa niebla.
Nos fuimos ahora hacia “El Piñalito”, un arroyo que quedaba cerca de una de las cimas más altas de toda la caminata.
Decidimos que era mejor empezar esa tarde nuestro camino de regreso, para no hacer muy pesada nuestra vuelta.
Ya en el naranjal, y gracias a doña Teresa Yarari, pudimos escoger algo de nuestro material para dejarlo allí hasta nuestro regreso.
Caminamos hasta Machúa, poco antes de llegar nos sorprendió Valentín.
Empezamos nuestro camino de vuelta hacia La Paz.
Llegamos a las 10 de la mañana, nos dio tiempo para bañarnos e ir al Herbario a descargar nuestras cosas.
DIARIO DEL PROYECTO MADIDI
La idea de
trabajar más a fondo en las pampas de Apolo se había hecho realidad y ahora
salíamos en una nueva experiencia hacia el mismo lugar: la senda de Apolo a San
José de Uchupiamonas. Esta vez el grupo estaba conformado por Carla Maldonado,
investigadora del proyecto Madidi, Tatiana Miranda antes voluntaria, ahora
tesista y Freddy Canqui, egresado de agronomía, también tesista del proyecto.
Pensábamos
salir a las 11 de la mañana, pero por demoro del chofer, partimos recién a las 12:15 de
la zona de Miraflores. Recogimos a Freddy de la ciudad de El Alto, donde
aprovechamos para conseguir el kerosén que nos haría falta para las estufas de
la secadora.
Después de un
largo viaje, y contemplando los paisajes que algunos veían por primera vez,
llegamos a Charazani. Es un pueblo tranquilo, poco visitado por los turistas,
pero con muchos lugares interesantes como el de las aguas termales. En el
pueblo, ya llegando de noche, sentimos el frío característico del lugar, pero
aun así tuvimos una noche cálida.
b Volver al inicio a b Volver al resumen a
Después de
un sustancioso desayuno continuamos hacia nuestro destino final, Apolo, donde
llegamos a las 14:00. Encontramos a Remberto Álvarez, quien ya había sido
nuestro guía en el anterior viaje a Apolo y quien ahora también nos
acompañaría. Ultimamos los detalles para salir al día siguiente rumbo al
Naranjal, lugar donde haríamos nuestra primera parada.
Por la tarde hicimos
las últimas compras, hablamos con el guarda-parque para el trabajo que íbamos a
realizar, y junto con Remberto y José Tito (otro de nuestros guías) ordenamos
nuestro material, para que todo esté listo para el día siguiente.
b Volver al inicio a b Volver al resumen a
A las 6:30 nos levantamos
todos, cargamos la movilidad de nuevo con todos nuestros bultos listos para su
traslado, desayunamos y luego Ernesto nos llevó hasta Machúa de donde, entre enchipar
y cargar las cosas a los caballos, partimos a las 10 de la mañana.
Carla y
Tatiana, que se adelantaron colectando muestras, al final llegaron al Naranjal
después de todos los demás, pues las plantas estaban todas fértiles y avanzaron
muy lento. A eso de las tres de la tarde, cuando ya todos estábamos reunidos en
el Naranjal, pedimos permiso a doña Teresa Yarari, la señora encargada del
cuidado del lugar, para quedarnos a acampar, y ella amablemente aceptó. Cuando
se nos ocurrió secar las plantas colectadas, nos dimos cuenta de un gran olvido: habíamos
dejado la estufa en
la movilidad. Era ya muy tarde
para recuperarla, pues Ernesto partió hacia La Paz en cuanto nos dejó a
nosotros. Después de pensar en las posibilidades de enmendar nuestro olvido,
decidimos que era mejor que José vaya a Apolo al día siguiente a comprar
alcohol para conservar las plantas, ya que estábamos totalmente incomunicados.
Más tarde,
ya un poco más tranquilos, decidimos cenar una deliciosa comida que José
preparó para todos.
b Volver al inicio a b Volver al resumen a
Nos fuimos a trabajar hacia
los pastizales ubicados antes del Naranjal con el método de la línea de intercepción. Aunque fueron
sólo 20 metros, nos llevó casi cinco horas hacerlo, por ser la primera vez y
también por
la dificultad de reconocer las
gramíneas. Casi al final, el trabajo se nos facilitó, por la repetición de individuos
registrados.
Después del
almuerzo, como notamos que el trabajo se retrasaba, nos dividimos en dos
grupos: uno que terminaría la línea de intercepción y otro que realizaría el
relevamiento (ver método). Por la
tarde, cuando todos terminamos, volvimos hacia el Naranjal realizando colectas
libres; y por la noche prensamos las muestras colectadas.
b Volver al inicio a b
Volver al resumen a
El día anterior habíamos
reconocido remanentes de bosque, lugar al que fuimos a trabajar en la mañana;
pero como la superficie que éste cubría era muy pequeña, sólo pudimos hacer
medio transecto (50m x10m)
y acabamos casi a las dos de
la tarde. Pese a esto encontramos
muchas especies nuevas y fértiles. Por la tarde fuimos a un arbustal que
estaba cerca de este bosque, donde hicimos un relevamiento colectando otras
muchas especies fértiles. Cerca de las cinco de la tarde y con dos costales
llenos de plantas, regresamos al Naranjal para prensar, esta tarea nos llevó
hasta muy tarde.
Mientras
prensábamos llegó José desde Apolo con el alcohol que nos haría falta para alcoholizar
las plantas. Alrededor de las nueve de la noche, terminamos de prensar,
alcoholizamos las muestras del día anterior y preparamos algo de material para
la salida del día siguiente.
Esta vez
tendríamos que llegar hasta la escuela 3 de Mayo que quedaba como a dos horas
del Naranjal.
b Volver al inicio a b Volver al resumen a
Temprano a las 6:30 todos nos levantamos,
porque había que alistar el material y empacar todo de nuevo para el siguiente
campamento. Aunque parecía fácil, el trabajo se extendió hasta las 10 de la
mañana, cuando salimos hacia la escuela 3 de Mayo; al llegar notamos que el
lugar estaba
relativamente poblado y que no
habría lugar donde instalarnos, por lo que decidimos ir hasta el arroyo Turnia
y realizar ahí nuestro campamento.
El lugar se
prestaba para esto, puesto que además del arroyo,
había un buen lugar para armar las carpas y podíamos encontrar leña para
cocinar. Lo malo era que como se encontraba casi sobre el camino, no podíamos
dejar el campamento solo y tuvo que quedarse siempre José, para cuidar las
cosas.
Esa tarde,
y con una calor sofocante, trabajamos en una pampa que tenía más de 8 años de
haber sido quemada, según la información de una lugareña. Cuando terminamos nos
dimos un reconfortante baño, para luego prensar lo cosechado en el día.
b Volver al inicio a b
Volver al resumen a
Temprano nos levantamos para
ir a trabajar, caminando hacia la cima que quedaba en el camino a la escuela 3
de mayo. En la ladera de exposición este hicimos un relevamiento y una línea de
intercepción. A medio día decidimos ir a almorzar cerca al río, por que el
calor era muy intenso. Pensábamos hacer un transecto en este lugar, pero no lo
logramos, pues no sólo requeriríamos del pico de loro sino también de
trepadores, ya que los árboles median más de 25 metros. Sólo logramos colectar
algunos de los árboles fértiles. Decidimos bajar más, hacia el lado de un
pastizal, frente a donde habíamos instalado el campamento. Allí habían más arbustos,
por lo que decidimos hacer un relevamiento.
El trabajo
se tornaba más fácil, pero al mismo tiempo un poco más monótono.
b Volver al inicio a b Volver al resumen a
Decidimos
trabajar hacia el lado de Turnia; puesto que, por razones logísticas, no
haríamos campamento allí, subimos la ladera oeste y en la cima, como a media
hora antes de Turnia, hicimos una línea de intercepción, un relevamiento y más
abajo, en un bosque secundario, un transecto. Lamentablemente la superficie de
estos bosques no es muy grande por lo que no logramos hacer un transecto
completo.
b Volver al inicio a b Volver al resumen a
Era el día que teníamos que
cambiar de campamento, nuestro objetivo era el río Wacataya. A pesar de que
nuestros guías decían que llegaríamos en dos horas, llegamos en cinco.
La tardanza
se debió sólo en parte a un mal cálculo. Después de una hora y media de
empezada nuestra caminata, nos cayó una tremenda lluvia; felizmente encontramos
un lugar donde refugiarnos, pero perdimos más de una hora esperando a que ésta
cese.
En el camino nos dimos cuenta
de que una gran área había sido quemada recientemente, inclusive habían lugares
que se seguían quemando. Pensamos que esto se debería controlar de alguna
manera.
En el trayecto
realizamos colectas libres que prensamos al anochecer en nuestro nuevo
campamento.
b Volver al inicio a b Volver al resumen a
Decidimos
realizar en la mañana una línea de intercepción cerca al camino, pero nos dimos
cuenta que estas pampas eran muy utilizadas por la gente del lugar y su ganado.
Todos los pastos estaban muy comidos, haciendo su identificación casi imposible
por lo que tuvimos que buscar otro lugar para hacer la quinta línea de
intercepción. Lamentablemente no terminamos ni la mitad, ya que cayó una lluvia
tan fuerte que nos hizo regresar al campamento. Cuando cesó de llover
retornamos para continuar el trabajo. Afortunadamente, nos dio tiempo de
terminar la línea y hacer un relevamiento, además de algunas colectas libres.
Freddy inició sus colectas.
b Volver al inicio a b
Volver al resumen a
Salimos
temprano para realizar la sexta línea de intercepción, terminamos nuestro
trabajo bajo un cielo encapotado y con amenaza de lluvia. Por la tarde
realizamos colectas libres en los alrededores del río Wacataya y regresamos al
campamento para prensar cuando la neblina empezó a descender, bajando también
la temperatura.
b Volver al inicio a b Volver al resumen a
Decidimos
establecer nuestro último campamento, en el río “Piñalito”. Salimos mas o menos
a las 9 de la mañana después de alistar las cosas, empezamos nuestra
caminata que sería de dos horas más o
menos. Armamos el campamento y fuimos a realizar una línea de intercepción y un
relevamiento en un pajonal, arriba del campamento, para luego realizar colectas
libres, y proceder con el prensado y alcoholizado rutinario de nuestras
muestras.
b Volver al inicio a b Volver al resumen a
En la
mañana hicimos nuestra última línea de intercepción al igual que el último
relevamiento, ya que en la tarde decidimos volver hacia Wacataya (nuestro anterior campamento) y pasar la
noche allí, porque si no el camino de vuelta se nos haría demasiado pesado.
Realizamos colectas libres hasta las cuatro de la tarde y regresamos al
campamento para recoger todo y empezar nuestro regreso hacia Apolo.
En el
camino nos encontramos con Eusebio, hermano de Remberto, quien ya nos iba a
recoger del Piñalito con dos caballos más, pero como nos adelantamos bajamos
junto con el a Wacataya.
b Volver al inicio a b
Volver al resumen a
En la mañana nos levantamos para
alistar todas nuestras cosas y salir hacia el Naranjal. Como debíamos caminar
casi todo el día, salimos temprano, después de tomarnos algunas fotos.
En el
camino de regreso paramos por Turnia, para recoger las plantas alcoholizadas
que habíamos dejado allí y aprovechamos para almorzar. Luego seguimos caminando
hacia el Naranjal donde nos percatamos de otro incendio, que aparentemente se
había iniciado recién.
En el
Naranjal, después de comer naranjas y descansar un poco, dividimos el material,
viendo qué íbamos a dejar al cuidado de doña Teresa, quien gentilmente se
ofreció a hacerlo, hasta nuestra próxima entrada.
b Volver al inicio a b Volver al resumen a
Después del desayuno,
desarmamos las carpas y nos preparamos para enchipar las últimas cosas que nos
quedaban. Tomamos la “foto del recuerdo” y emprendimos nuestro camino de
regreso hacia Machúa.
Cerca al medio
día, y unos 20 minutos antes de llegar, nos sorprendió Valentín en el camino.
Como él pensaba que llegaríamos más tarde, quiso darnos encuentro. Traía una
coca-cola que ya estaba un poco caliente, pero que no dejó de ser un manjar
para todos nosotros.
Ya en
Machúa, todos nos fuimos hacia Apolo a disfrutar de un delicioso almuerzo.
b Volver al inicio a b Volver al resumen a
Otra vez, y después de
un buen trabajo, volvíamos hacia La Paz. Nos esperaba aun un largo viaje, pero
lleno de hermosos paisajes. Por la noche llegamos a Escoma donde pasamos la
noche muy cansados, esperando llegar a nuestro destino al día siguiente.
b Volver al inicio a b Volver al resumen a
Muy temprano nos
levantamos para seguir nuestro viaje y lo hicimos rápido, ya a las 10 de la
mañana estábamos en La Paz. Nos dio tiempo para ir a nuestras casas, bañarnos e
ir al Herbario por la tarde, para arreglar las cosas que habíamos traído del
viaje.
b Volver al inicio a b
Volver al resumen a